Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris cinema. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris cinema. Mostrar tots els missatges

dijous, 28 de juliol del 2011

¿Existe sexismo en la danza?

Por Claudia Ribelles Galiana y Francisco Fuster Renau,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF


En el presente trabajo vamos a intentar analizar el sexismo hacia el género masculino, en una actividad en la cual predomina la presencia de mujeres; la danza. ¿Es la danza ‘cosa’ de hombres?

El sexismo es una ideología que se refleja muy a menudo en la sociedad y, más específicamente, en las clases de EF. El ser hombre o mujer va influir en cómo vamos a ser tratados por el resto de compañeros, por el profesor y por la sociedad.

La sociedad está llena de ideologías, lo cual no significa que sea algo negativo, pero cuando una ideología se convierte en hegemónica, es decir, cuando la llegamos a considerar ‘normal’ si puede resultar ser negativa, mediante rechazos o exclusiones sociales hacia determinadas personas, en nuestro caso hacia un género, el masculino.

En nuestro campo, la EF, se puede llegar a considerar ‘normal’ que deportes sean practicados por los chicos y cuáles sean practicados por las chicas. Esto se debe a los efectos de la socialización en el deporte.

La ideología sexista junto a otras cuantas ideologías, parecen venir preestablecidas por la sociedad. Todas pertenecen al currículum oculto de la EF. De forma breve, podríamos definir currículum oculto como todo aquello que no está incluido en el currículum oficial y que puede pasar desapercibido en las clases, en nuestro caso, en la danza, y que haría falta observar con detalle con el fin de poder reflexionar sobre lo que verdaderamente está pasando.

Profundizando en el tema, una película que refleja esta ideología es Billy Elliot, en la cual se observa como un niño no quiere practicar boxeo, un deporte que en principio debería ser practicado por chicos, sintiendo más curiosidad por la danza.


El estudio realizado por Mennesson (2009) corrobora estos hechos, ya que la mayoría de bailarines encuestados reconocieron que no tuvieron interés por deportes de lucha y debido a ello no fueron formados o socializados en un deporte que construye y acentúa la masculinidad, lo cual marcó sus infancias. En el estudio también se destaca que el gusto por actividades artísticas, como la danza, fue apoyado y fomentado por las madres de los bailarines, no comprendido, en principio, tanto por el padre. Esto mismo comprobamos en la entrevista que realizamos a Luis (bailarín profesional), cuando responde que su madre ha sido siempre un apoyo incondicional (min.5).


Otro dato que proporcionan los bailarines es, que en sus comienzos tuvieron que ocultar su gusto por la danza para evitar exclusiones sociales y malas experiencias fuera de ese mundo, ya que como declaran muchos de los bailarines del estudio citado anteriormente: “Es difícil ser un hombre en la danza. Transmite las ideas preconcebidas, la idea de que todos los bailarines son homosexuales, lo cual es totalmente absurdo”.

Luis nos explica en la entrevista, que no tuvo problemas a la hora de decir que era bailarín, porque su introducción a ese mundo fue más tardía, por tanto ya tenía una identidad. Pero reconoce que en la sociedad hay establecidos ciertos ‘clichés’ hacia los bailarines, encasillando su orientación sexual, con lo cual coincide con las declaraciones de los bailarines.

El estudio de Anderson (2005) explica que los ‘cheerleaders’ que escondían su homosexualidad, lo hacían mediante expresiones muy masculinas, como: “¿A quién no le gustaría estar aquí (bailando), con todas estas mujeres hermosas?".

En el estudio de Mennesson determinaron una relación entre la identidad de género y la identidad sexual, lo cual estaba relacionado a su vez con la cultura o país y el pasado de cada bailarín.

Otro de los hechos destacables del estudio es que la mayoría de bailarines promovían, tanto en sus vidas privadas como públicas, la igualdad de sexos, la cual afirmaban que debería tratarse desde la infancia.

Por otro lado, la escasez de hombres en el mundo de la danza les ha beneficiado. Es decir, al haber menos hombres que mujeres, consiguen trabajo más fácilmente. Tanto el estudio de Mennesson, como la entrevista a Luis coinciden en estos datos.

De modo que, la identidad de género masculino se construye a través de la diversidad de muchos factores, uno de ellos es la formación en el mundo de la danza. La mayoría de los hombres que han querido ser bailarines han tenido que esconder su gusto para evitar algún tipo de exclusión, por ello debemos empezar a educar para no ‘etiquetar’ o rechazar simplemente por realizar una determinada actividad. Cada cual tenemos derecho a construir nuestra identidad y por tanto a una orientación sexual libre, sin temor a que nos juzguen.

La sociedad y la educación deben apostar por la igualdad de sexos, para poder eliminar situaciones en la que un género se vea discriminado, lo que conllevaría un avance en muchos aspectos para todos. ¿Pensáis que es esto una utopía?.

Referencias bibliográficas:

Anderson, E. (2005): Orthodox and inclusive masculinity: competing masculinities among heterosexual men in a feminized terrain. Sociological Perspectives. Vol. 48, nº 3, 337–355.

Devís. J, Fuentes. J, Sparkes. A. (2005): ¿Qué permanece oculto del currículum oculto? las identidades de género y de sexualidad en la educación física. Revista iberoamericana de educación, n.º 39, 73-90.

Mennesson. C. (2009): Being a man in dance: socialization modes and gender identities. Sport in Society. Vol. 12, Nº 2, 174–195.

dimecres, 2 de febrer del 2011

¿Qué responsabilidad tenemos en las acciones de nuestros alumnos? ¿Cómo actuar ante el maltrato entre compañeros?

Por José Manuel Benavente Cortés,
estudiante de Diseño Curricular de la EF

Las preguntas que forman el título de este artículo me surgieron al ver una película realmente dura, que se basa en los fatídicos hechos de la matanza del Instituto Columbine en EEUU. He de decir que no relata exactamente dicha matanza, sino que se inspira en ella para desarrollar unos acontecimientos similares que me hicieron sentir en algunos momentos una impotencia brutal, agónica. La película en cuestión se llama Klass (The class - La Clase) (2009), rodada en Estonia, y os la recomiendo a todos.


Me llamaron mucho la atención algunas situaciones y comportamientos de los protagonistas de la película, pero sobre todo la actitud de los profesores en cuestión. No importa la asignatura, en Educación Física, Matemáticas, Inglés, etc. cualquier momento es bueno para maltratar a Joseph, el objetivo de toda la clase. Lo más doloroso es ver la parsimonia de todos los profesores que ni se inmutan cuando ven estos actos inmorales. No sé hasta qué punto pueden suceder este tipo de situaciones en nuestras aulas, pero realmente espero que sea las mínimas. Aquí viene la primera pregunta del título, “¿qué responsabilidad tenemos en las acciones de nuestros alumnos?”. Bajo mi punto de vista, los profesores tienen una gran responsabilidad de lo que sucede en las aulas, y por ello, un profesor que no pone límite a las acciones de sus alumnos, o que no se adentra en busca de la solución de los posibles problemas entre ellos, es en parte responsable de los actos de los mismos. No se puede perder el control en situaciones que se pueden convertir en algo tan grave como esto, y por esa razón, se debe conocer a los alumnos y adecuar el tipo de actividades de manera que se facilite una buena relación entre ellos, o que al menos, se impida las situaciones que pueden desencadenar en actos violentos. ¿Qué opináis vosotros? Muchos de nosotros probablemente acabemos en la docencia, y creo que durante la carrera adquirimos muchos conocimientos, pero ¿cómo actuar si nos encontramos una situación así? Yo tengo claro que intentaré evitarlo por todos los medios indagando en el problema para solucionarlo de inmediato, pero son situaciones en las que se pueden perder los nervios y probablemente arrepentirse de haberse metido en medio. Yo creo que merece la pena intentarlo asumiendo las consecuencias, pues si nosotros los futuros docentes no damos ejemplo… ¿quién lo dará?

Por último me gustaría añadir algo más relacionado con nuestra asignatura, y para ello me sirvo de los conocimientos adquiridos hasta el momento y me lanzo a realizar una evaluación subjetiva del comportamiento de los profesores y su relación con los modelos de diseño curricular. En la película, da la sensación de no dar importancia a los profesores el maltrato sufrido por Joseph y al final por Kaspar (debido a su intromisión entre agresores y víctima), dando constancia de que resulta irrelevante de cara a las notas finales. Es un instituto en el que no importa lo que suceda, pues los profesores no parecen tener intención de restar puntos por actitud, o de poner sanciones a los alumnos. En este caso, me atrevería a decir (con algo de descaro y no me malinterpretéis), que estamos ante un modelo técnico, en el que lo importante son los resultados, y en el que la dimensión ética y moral no existe. No tienen relevancia las actitudes de compañerismo, cooperación, participación, compromiso, esfuerzo, etc. puesto que lo que vemos durante la película, es un montón de situaciones gravísimas que pasan por alto los profesores haciendo “la vista gorda” para evitar “mancharse” las manos. Para mí, esto es indignante, y vale, no deja de ser una película, pero no debemos olvidar que está… “basada en hechos reales”.

Espero que alguien viera esta película en su día, porque hay mucho que comentar sobre ella, y si no, os recomiendo totalmente que la veáis puesto que os hará reflexionar de verdad y preguntaros si realmente estamos preparados para afrontar situaciones de este tipo. Sin más, espero que os guste.

diumenge, 9 de gener del 2011

Buscando ser un profesor honesto

Por Pablo Moreno Pachón,
estudiante de Diseño curricular de la EF

En este post voy a realizar una reflexión sobre la película Entre les murs (traducida en la adaptación española “La clase”), dirigida por Laurent Cantet en 2008 (ver ficha de la película), adaptación del libro Entre les murs de François Bégaudeau (Éditions Verticales, 2006), y galardonada con la “Palma de Oro” en la edición 2008 del prestigioso Festival de Cannes.

Nos encontramos ante una película, con un realismo tal, que parece, por momentos, un documental. Cualquiera de las situaciones que se presentan podría ocurrir en cualquier aula de colegio o instituto, y se ve alejada de la falsedad y, en ocasiones, surrealismo escolar caracterizado en series de televisión y otros.


El protagonista de la cinta, François Bégaudeau, es autor del libro en el que se basa la película, es periodista y… sí, François es profesor de Enseñanza Media en Francia. En consecuencia, la película que se nos presenta está basada en la opinión de alguien que sabe de lo que habla, ejerce la profesión de escritor, y acumula cierta experiencia a sus espaldas como docente.

Toda la acción tiene lugar en un difícil instituto parisino, situado en un no menos complicado barrio, en el que el profesor de francés, y tutor de grupo Fraçois Marin (François Bégaudeau) con 4 años de experiencia a sus espaldas, afronta un nuevo curso.

En la cinta, los alumnos tienen de 14 a 15 años, provenientes la mayoría de barrios conflictivos parisinos, siendo los alumnos de familias de clase media-alta presentes en poco porcentaje. Los alumnos presentan características propias de la situación de diversidad en Francia, un país con una tasa de inmigración de 1.52 inmigrantes/1,000 habitantes (2007 est.), hecho que hace que convivan habitantes en el mismo lugar con diversidad de nacionalidades, existiendo importantes diferencias entre ellos en términos de idioma y religión, reflejando por ello que en el film convivan en la misma aula alumnos magrebíes, chinos, portugueses… que reflejan diferentes creencias y costumbres.

El conjunto de profesores deberá saber actuar y saber cómo adaptar las clases a los alumnos para asegurar el funcionamiento de sus respectivas asignaturas.

La metodología del Sr. Marin busca la implicación del alumno y dar sentido al aprendizaje mediante preguntas y situaciones que les lleven a resolver problemas; el mando directo lo utiliza para realizar ejercicios en clase como leer en alto o mandar tareas. También utiliza las reuniones personales con los padres de los alumnos, y resolución de problemas mediante debates, y en última instancia, charlas individuales con sentido.

La actitud, el entusiasmo y las ganas de enseñar del profesor Marin son enormes, pero a lo largo del curso tiene, al igual que muchos de sus compañeros, grandes problemas para poder realizar las clases. Los alumnos son muy desobedientes, cuestionan aspectos absurdos de la clase impidiendo su funcionamiento fluido, insultan, faltan el respeto gravemente a los compañeros y al mismo profesor… un espectáculo que se reproduce día tras día y que tiene su punto álgido el día en que Souleymane, un alumno muy conflictivo de la clase del Sr. Marín (del que también es tutor) falta al respeto de manera explícita al mismo Sr. Marín y a sus compañeros por enésima vez, lo que le conduce a presentar a Souleymane ante el director, el cual ante la reincidencia repetitiva del alumno, toma la decisión de convocar una reunión del consejo disciplinario, que conduce a la expulsión final de Souleymane del centro.

El profesor Marin no puede evitar sentirse frustrado por la situación del chico, y nos transmite la idea de que todo profesor o entidad escolar podría hacer mucho más, pero prefieren quitarse el estorbo como medida más práctica.

El curso llega a su fin, los alumnos poco o mucho han aprendido, pero los problemas y las carencias de la enseñanza descansarán durante el verano para volverse a instalar otra vez durante 9 meses en las aulas. Este último comentario queda reflejado claramente en el fotograma del aula vacía y todos, alumnos y profesores jugando fuera en el patio.

Todo ello me lleva a pensar en la concepción del profesor como un educador en el proceso enseñanza-aprendizaje, y como una eminencia en paciencia, autocontrol, y capacidad de actuación.

Para terminar un extracto de una entrevista a François Bégaudeau (2009), que sinceramente me parece una reflexión espectacular:

"Enseñar no funciona nunca porque finalmente en la vida aprendemos solos. El profesor será feliz cuando renuncie a enseñar e intente simplemente dar a los alumnos un marco que les permita reflexionar, hacer trabajar sus ojos, sus orejas, su cerebro, y por qué no su cuerpo, su creatividad. Todos los países, o casi, atraviesan una crisis de la enseñanza porque rechazamos entrar en esta lógica. Puede ser utópico, y sin embargo es tan simple."

dissabte, 8 de gener del 2011

Educar mediante el deporte

Por Vicente Calpe Gómez,
estudiante de Diseño curricular de la EF

Mi post trata sobre la película Coach Carter (2005), dirigida por Thomas Carter, protagonizada por Samuel L. Jackson y basada en hechos reales.

A priori parece complicado poder extraer conclusiones educativas de una película, pero la verdad es que la trama de Coach Carter está muy relacionada con el potencial transformador que tienen las actividades físicas, en este caso el baloncesto. Voy a hacer un breve resumen de la película para luego poder profundizar en los puntos que más interesan a nuestro cometido, aunque no voy a contar más detalles de los necesarios ya que os recomiendo que la veáis.

Ken Carter toma las riendas de un equipo de baloncesto de barrio descarriado (balance de 4 victorias y 22 derrotas en la temporada anterior) llamado Michigan. La primera acción que Carter lleva a cabo como entrenador es la de redactar y entregar una serie de contratos a los jugadores en los que les exige mantener unos mínimos académicos para poder jugar en el equipo. Michigan empieza a ganar partidos, pero Carter encuentra problemas a la hora de realizar el seguimiento académico de sus jugadores, ya que la directora del centro no presta demasiada atención a sus peticiones. La temporada sigue avanzando, el equipo sigue ganando y Carter sigue sin poder comprobar si los términos de su contrato están siendo llevados a cabo. Finalmente consigue los informes académicos de los jóvenes, y descubre que no todos ellos acuden a todas las clases ni se mantienen en la media académica estipulada, por lo que decide cerrar el pabellón del instituto suspendiendo entrenamientos y algunos de los partidos más importantes de la temporada cuando el equipo había ganado todos los partidos hasta el momento.
Y hasta aquí puedo leer.

Visto de esta manera, parece la típica “americanada” (el entrenador coge al equipo de jóvenes afroamericanos del barrio pobre y lo convierte en campeón), sin embargo, sigo creyendo que es una película de la que se pueden extraer conclusiones educativas válidas, por lo que os presento un link para ver la película online y los fragmentos de la misma que me parecen más interesantes:

Link para ver la película
Fragmentos interesantes:
- Padres 19:22-20:43
- Directora 38:20-39:00
- Fair play 45:00-45:33
- Directora 53:15-54:07
- Directora 01:20:25-01:21:13
- Discurso 01:37:42-01:38:13
- Directora 01:40:13-01:40:42

Como consideraciones previas, hay que señalar que no es posible comparar la Educación Física con el deporte americano a nivel de institutos, que tendría su equivalencia en el sistema español en clubes insertados en institutos más o menos; y también comentar que al tratarse de una película –eso sí, basada en hechos reales–, es necesario tomar cierta distancia a la hora de hacer comentarios y/o extraer conclusiones.

Entrando ya en materia, creo que en las escenas mostradas, se refleja de manera bastante clara el desdén y la actitud que muchos colectivos (padres, directores, consejos escolares…) muestran hacia la Educación Física. Mucha gente aún piensa que somos gente con chándal y silbato que ha de hacer sudar a sus hijos para que se desfoguen y puedan rendir en las materias verdaderamente importantes.

Otro aspecto que me parece interesante, es el tratamiento que se hace sobre el tema del fair play en la película. En uno de los fragmentos aparece el tema, pero a lo largo del film existen otros detalles (forma de Carter de dirigirse a los árbitros, hacer dar la mano a los rivales al finalizar los partidos) que son dignos de mención. Sin embargo, considero que el punto más relevante de la película es la concepción que tiene Carter sobre el baloncesto, ya que no concibe el deporte como un fin en sí mismo y sí como un medio supeditado a un fin superior: el de formar personas. Sacrifica una temporada perfecta para que sus jugadores puedan disponer de una mínima oportunidad que les permita labrarse un futuro digno a pesar de las múltiples presiones externas. No obstante, esta afirmación debe ser realizada con precaución, ya que no todos los fines son válidos para supeditar a ellos las actividades físicas y éstas, deben poseer un valor intrínseco y por lo tanto ser valiosas en sí mismas.

No es necesario hacer firmar contratos ni cerrar gimnasios para conseguir nuestros propósitos. Pero mediante la enseñanza de las actividades físicas sí que debemos intentar educar a personas y formarlas, inculcarles una serie de valores que despierten en ellas un espíritu crítico que les permita llegar más allá de lo que la sociedad espera de ellas para que puedan vivir su vida de manera plena y libre.

dissabte, 27 de novembre del 2010

Reflexión de una película: American History X

Por Alberto Barberá Navarro,
estudiante de Diseño curricular de la EF

Pocas películas, charlas, clases o discursos han logrado conmoverme y hacerme reflexionar tanto como la película American History X (1998), dirigida por Tony Kaye. La película trata sobre la tremenda importancia que tiene la educación a la hora de formar, instruir y prevenir conductas intolerantes y racistas, aunque su mensaje principal es la relevancia de aprender a pensar por uno mismo.



La historia se desarrolla a través de los ojos de Danny Vinyard (Edward Furlong), que admira a su hermano Derek (Edward Norton). Inicialmente, se nos muestra cómo Derek se va transformando, poco a poco, debido al gran número de influencias externas. Dichas influencias le llevan a adquirir una filosofía de odio y una actitud intolerante hacia la gente que no es de raza blanca. Sus acciones, cada vez más serias y de índole criminal, finalmente culminan en un asesinato y una pena de prisión para él. Allí, Derek se da cuenta de qué es lo que hay detrás de todo el odio y todos los prejuicios, descubre que la gente a la que antes odiaba no es diferente de él y cae en el error en el cual ha estado todo ese tiempo. Cuando sale de la cárcel tiene que reeducar a su hermano Danny, el cual ha sido engañado y manipulado de la misma manera que él.

Últimamente, se habla mucho del currículum y de la orientación del proceso educativo en las escuelas. Según algunos estudiosos (la mayoría catedráticos en derecho, economía y finanzas), la escuela tendría que ser un lugar en el cual se instruyera a los alumnos y se les enseñara a ser individuos lo más productivos posibles. En esta película podemos observar los peligros de dicho planteamiento, los riesgos de no enseñar a las personas a pensar por ellas mismas para de esta manera no dejarse adoctrinar ni manipular por ideologías de cualquier signo. Las escuelas, institutos y centros educativos de jóvenes no tienen nunca que limitarse a la formación técnica de sus alumnos, sino que deberían enseñar a discernir entre el bien y el mal, a pelear contra aquellas conductas que fomenten el resentimiento y la intolerancia, descubriendo y eliminando el odio y el racismo… aunque por encima de todo se tiene que enseñar a los jóvenes a ser capaces de tomar la decisión correcta ante las situaciones que seguro se darán en su vida futura.

Incluso una vez Danny ya está dentro del grupo, la película muestra que la única manera de hacer que alguien abandone esta manera de pensar es a través de la educación. La educación es importante en todas las etapas de nuestra vida, es siempre el mejor de los antídotos contra todas aquellas conductas antisociales que alejan al individuo de la realidad de la sociedad, utilizando siempre la razón y el diálogo como medios fundamentales de convivencia en nuestra sociedad y nuestro entorno. En la película, Derek nunca rechaza la expresión violenta de sus pensamientos e ideales. Esta vía fanática, lo único que le trae son desgracias a él y a todos los que le rodean, hasta que finalmente él mismo vive en sus propias carnes la crudeza y el dolor de esa violencia que lo había tenido esclavizado.

Está claro que una persona no nace siendo racista; es algo que se aprende a través del medio ambiente y viene influenciado por el medio y las personas que te rodean. Es de vital importancia el papel de la escuela y del entorno del individuo. El papel del profesor viene a ser igual o más importante que el de la familia, ya que el niño pasa prácticamente la mitad de su tiempo entre los muros del colegio o del instituto. Son dos los factores que ayudan a Danny a salir del mundo racista en el que se encuentra: su hermano y el director del instituto.

Finalmente, quisiera destacar un momento de vital importancia en la película. Al inicio de esta historia están jugando los skins contra la principal banda afroamericana del barrio:


En este momento, reconocemos el deporte como una herramienta, pero no de igualdad o de solidaridad, sino un instrumento de separación, de odio y de racismo. Esto nos debe enseñar varias cosas, la primera y principal: no es suficiente con coger un balón y poner a los alumnos a jugar a algo. Tenemos que saber exactamente qué es aquello que queremos transmitir, cuáles son esos valores que queremos que nuestros alumnos adquieran y defienden de cara al futuro. Si no lo hacemos así, no estaremos dando el correcto uso a un arma que, bien utilizada, puede convertirse en un instrumento valiosísimo a la hora de luchar contra la desigualdad, la excesiva competitividad de la sociedad de hoy en día, el odio, el racismo, los fundamentalismos, los fanatismos y las injusticias.

diumenge, 21 de novembre del 2010

The Ninja Generation

Por José Ramón Ramada Ruiz,
estudiante de Diseño curricular de la EF

El pasado lunes de clase, Pere nos recomendó ver Wall Street. El dinero nunca duerme. Decía que la película tenía varias líneas muy buenas, y tras haberla visto, puedo corroborarlo.

Por lo general, hay films que destacan por su acción, por su intriga, por el miedo que provocan… otras, sin embargo, destacan por sus diálogos. Y ésta es una de ellas.

Me gustaría destacar una frase que me ha llamado especialmente la atención, ya que también se hizo referencia en clase a lo poco esperanzador que se nos presenta el futuro a los estudiantes. La frase en sí la dice Mr. Gekko durante una charla que da a unos estudiantes universitarios (de unos veinti-algo años) con los cuales nos resulta exclusivamente fácil identificarnos.

La pongo en inglés, pues en castellano dudo que el acrónimo coincida.

La charla comienza así: “You are all pretty much f**ked, you don’t know it yet, but ah…you’re the NINJA generation: No Income, No Job, no Assets.” (Estáis todos bastante jod**os, no lo sabéis todavía, pero ehm…sois la generación “NINJA”: Ni ingresos, ni trabajo, ni propiedades o activos).

Como comentamos en clase, nuestro futuro laboral, casi inmediato, se presenta poco alentador. La situación actual nos ha llevado a un punto en que siguen saliendo licenciados de las universidades a centenares y los puestos de trabajo son ofertados – o mejor dicho, encontrados – con muy poca – o ninguna – frecuencia.

Parece que, al igual que con la tulipomanía, hemos sobrestimado el poder de los estudios universitarios. Hace años, era excepcional el que los tenía, hoy, la cosa es completamente al revés. Raro es quien no los tiene. En términos mercantiles, hay una “sobreproducción” de licenciados, muy superior a su demanda, lo cual lleva a una disminución en su “valor”.

Comienzan a darse casos de gente sobre-cualificada para los puestos de trabajo que encuentran. Fontaneros que cobran más que un licenciado; licenciados trabajando en empleos que podrían conseguirse con un simple curso de fin de semana, cobrando “cuatro duros” y arreglándoselas como pueden para combinar los 4 trabajos que necesitan para pagarse el alquiler; jóvenes en casa de sus padres hasta que ya no lo son tanto. Por no nombrar las elevadísimas tasas de desempleo de gente joven (rondando el 40%). Nos suena todo esto, ¿verdad?

¿A qué podemos entonces aspirar siendo miembros de la generación Ninja? Bueno, parece que lo que nos espera son más impuestos, sueldos más reducidos, y en consecuencia un inferior nivel de vida.

Nuestra generación es bienvenida al mundo real. Se nos abren los ojos y vemos que los videojuegos fueron una pérdida de tiempo; que a nadie le importa cuántos seguidores tengamos en el Twitter ni cuántos amigos tengamos en Facebook o Tuenti; que nos hemos licenciado en titulaciones infravaloradas; que vamos a tener que endeudarnos de por vida si tenemos la necesidad de independizarnos algún día, y que para pagar esa deuda vamos a tener que ningunearnos trabajando por horas en cualquier trabajo (que posiblemente guarde más poca que mucha relación con lo que hemos estudiado)…

Crecimos creyendo en el mítico “sueño americano” en el que íbamos a la universidad, conseguíamos un trabajo y comenzábamos una familia. Eso era cierto 20 o 30 años atrás, pero hoy estamos en un mundo diferente, el sueño está fuera de nuestro alcance y ha llegado el momento de enfrentarnos a la realidad.

Pero no está todo perdido, podemos sacar nuestros traseros de esta situación, a fin de cuentas somos NINJAS, ¿no? ¿Qué pensáis? ¿Cómo podemos salir de esta situación?

dimarts, 16 de novembre del 2010

La metamorfosis

Por Sergi Ordóñez González,
estudiante de Diseño curricular de la EF 

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo,
se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
(
F. Kafka: La metamorfosis)

A lo largo de nuestra vida, desde el mismo momento que nacemos hasta nuestra muerte, recibimos innumerables estímulos por todos los canales posibles, que construyen nuestra personalidad, “educándonos”. La suma de todos estos estímulos podría catalogarse como el “sistema”, por tanto el sistema determina cómo seremos. Y a pesar de las evidentes diferencias entre las personas (no hay dos exactamente iguales), las similitudes son mucho mayores y más profundas que las diferencias. Por ejemplo: es sorprendente cómo nuestro cerebro adquiere progresivamente la capacidad de desechar la información incómoda y retener la información más banal e innecesaria... ¿cuántas veces pensamos al día en la cantidad de gente que muere de desnutrición en el mundo, y cuántas en el antojo de cierta comida que tenemos? No sólo esto, ¿cómo cambió el mundo, cómo acaparó la atención de los medios el 11-S (2.973 muertos), y cómo cambia el mundo, o acapara titulares un día normal (27.400 muertos por desnutrición)?

Sin darnos cuenta, no sólo desechamos la información incómoda, sino que también clasificamos a los seres humanos por categorías en función de su procedencia. Prácticamente nos volvemos insensibles al sufrimiento ajeno, observando sin parpadear una matanza de los cárteles de la droga en México mientras comemos frente al televisor. En cambio, lloramos desconsoladamente cuando nuestro equipo favorito pierde una final, o cuando el cantante adolescente de moda no nos firma un autógrafo.

En la enseñanza pasa algo semejante. Al “sistema” actual no le interesan personas críticas, no le interesan personas con conocimientos globales, ni tampoco personas independientes capaces de cuestionar la justicia y la validez del mundo en que vivimos. La “solución” llega a través de un sistema educativo diseñado para sutil y paulatinamente fomentar aspectos como: la obediencia (haced esto y guardad silencio), la uniformidad de las distintas personalidades (a través de la masificación de las clases) o los límites de la independencia obligando a “aprender a trabajar en equipo”.

La típica clase en silencio, aún después de una pregunta del profesor, donde los alumnos saben la respuesta y no la dicen por miedo a destacar entre la masa, a ser diferentes, es el resultado esperado por el “sistema”. Estas personas serán incapaces de reaccionar cuando su jefe, su gobierno o el “sistema” se aproveche de ellos. Misión cumplida. Han sido correctamente “educados”.

Si los profesores nos limitamos a seguir el dictado de nuestros “superiores” y éstos, a su vez, siguen órdenes, según el modelo piramidal en el que nos encontramos, el resultado es que no se educa, sino que se “prepara” seres humanos aptos para perpetuar el sistema.

La verdad es que nos resignamos, viéndonos como un estímulo insignificante dentro de este sistema tan complejo y tan bien montado. Nos creemos impotentes y terminamos por acomodarnos, olvidamos que tenemos poder para cambiar las cosas y terminamos fundiéndonos con la masa, “enseñando” lo que el sistema quiere y no educando a nuestros alumnos. No es lo mismo enseñar (mostrar conocimientos para que sean reproducidos) que educar (enseñar a pensar y comportarse como ciudadanos, a producir conocimientos propios…). El llamarnos educadores muchas veces es una falacia, no nos lo merecemos.
La excusa de que nos limitamos a “seguir órdenes” con nuestra mejor intención, no es válida en absoluto. La culpa no es de quien inventó la pistola, sino de quien aprieta el gatillo.

Releyéndome me doy cuenta de la hipocresía de mis palabras (soy tan esclavo del sistema como el que más) y de la repetición obsesiva y antiestética del término “sistema”. No, no sé exactamente a qué me refiero. Al sistema capitalista… no exactamente, al sistema de valores de nuestra sociedad… demasiado abstracto. Mis críticas van dirigidas hacia… lo que sea que consigue este terrible efecto en nuestra sociedad. Mientras que la mantiene impasible y dócil en otros aspectos.

En relación con la caótica y pesimista reflexión realizada, voy a proponer dos películas digamos “interesantes”, que nos permitirán debatir algunos asuntos como son:

Los Edukadores (The edukators) (2005):
- ¿Es justo el mundo en el que vivimos?
- ¿Hasta qué punto es posible resistirse al sistema antes de ser absorbido?


La Ola (Die Welle) (2008):
- ¿Es posible cambiar las cosas?
- ¿Hasta qué punto tiene poder un profesor?
- ¿Qué es la libertad de cátedra y cómo está de vulnerada en nuestro sistema educativo?


Y como contraste a tanta proposición audiovisual, propongo el libro Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago, y os planteo una última pregunta: ¿qué pasaría si, vista la pésima situación política actual, todo el mundo decidiera (de forma independiente) votar en blanco?

Seguramente nadie responda, y si alguien responde no convencerá a nadie que piense diferente. Pero si al menos debatimos, será un triunfo y habrá merecido la pena.

No se trata sólo de instruir, sino de educar. Y, desde dentro, repercutir en la sociedad.
Aprendizaje de la ciudadanía, eso es lo que creo sinceramente que falta.
Porque, queramos o no, la democracia está enferma, gravemente enferma,
y no es que yo lo diga, basta mirar el mundo...
(J. Saramago, Democracia y universidad).