dijous, 28 de juliol del 2011

¿Existe sexismo en la danza?

Por Claudia Ribelles Galiana y Francisco Fuster Renau,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF


En el presente trabajo vamos a intentar analizar el sexismo hacia el género masculino, en una actividad en la cual predomina la presencia de mujeres; la danza. ¿Es la danza ‘cosa’ de hombres?

El sexismo es una ideología que se refleja muy a menudo en la sociedad y, más específicamente, en las clases de EF. El ser hombre o mujer va influir en cómo vamos a ser tratados por el resto de compañeros, por el profesor y por la sociedad.

La sociedad está llena de ideologías, lo cual no significa que sea algo negativo, pero cuando una ideología se convierte en hegemónica, es decir, cuando la llegamos a considerar ‘normal’ si puede resultar ser negativa, mediante rechazos o exclusiones sociales hacia determinadas personas, en nuestro caso hacia un género, el masculino.

En nuestro campo, la EF, se puede llegar a considerar ‘normal’ que deportes sean practicados por los chicos y cuáles sean practicados por las chicas. Esto se debe a los efectos de la socialización en el deporte.

La ideología sexista junto a otras cuantas ideologías, parecen venir preestablecidas por la sociedad. Todas pertenecen al currículum oculto de la EF. De forma breve, podríamos definir currículum oculto como todo aquello que no está incluido en el currículum oficial y que puede pasar desapercibido en las clases, en nuestro caso, en la danza, y que haría falta observar con detalle con el fin de poder reflexionar sobre lo que verdaderamente está pasando.

Profundizando en el tema, una película que refleja esta ideología es Billy Elliot, en la cual se observa como un niño no quiere practicar boxeo, un deporte que en principio debería ser practicado por chicos, sintiendo más curiosidad por la danza.


El estudio realizado por Mennesson (2009) corrobora estos hechos, ya que la mayoría de bailarines encuestados reconocieron que no tuvieron interés por deportes de lucha y debido a ello no fueron formados o socializados en un deporte que construye y acentúa la masculinidad, lo cual marcó sus infancias. En el estudio también se destaca que el gusto por actividades artísticas, como la danza, fue apoyado y fomentado por las madres de los bailarines, no comprendido, en principio, tanto por el padre. Esto mismo comprobamos en la entrevista que realizamos a Luis (bailarín profesional), cuando responde que su madre ha sido siempre un apoyo incondicional (min.5).


Otro dato que proporcionan los bailarines es, que en sus comienzos tuvieron que ocultar su gusto por la danza para evitar exclusiones sociales y malas experiencias fuera de ese mundo, ya que como declaran muchos de los bailarines del estudio citado anteriormente: “Es difícil ser un hombre en la danza. Transmite las ideas preconcebidas, la idea de que todos los bailarines son homosexuales, lo cual es totalmente absurdo”.

Luis nos explica en la entrevista, que no tuvo problemas a la hora de decir que era bailarín, porque su introducción a ese mundo fue más tardía, por tanto ya tenía una identidad. Pero reconoce que en la sociedad hay establecidos ciertos ‘clichés’ hacia los bailarines, encasillando su orientación sexual, con lo cual coincide con las declaraciones de los bailarines.

El estudio de Anderson (2005) explica que los ‘cheerleaders’ que escondían su homosexualidad, lo hacían mediante expresiones muy masculinas, como: “¿A quién no le gustaría estar aquí (bailando), con todas estas mujeres hermosas?".

En el estudio de Mennesson determinaron una relación entre la identidad de género y la identidad sexual, lo cual estaba relacionado a su vez con la cultura o país y el pasado de cada bailarín.

Otro de los hechos destacables del estudio es que la mayoría de bailarines promovían, tanto en sus vidas privadas como públicas, la igualdad de sexos, la cual afirmaban que debería tratarse desde la infancia.

Por otro lado, la escasez de hombres en el mundo de la danza les ha beneficiado. Es decir, al haber menos hombres que mujeres, consiguen trabajo más fácilmente. Tanto el estudio de Mennesson, como la entrevista a Luis coinciden en estos datos.

De modo que, la identidad de género masculino se construye a través de la diversidad de muchos factores, uno de ellos es la formación en el mundo de la danza. La mayoría de los hombres que han querido ser bailarines han tenido que esconder su gusto para evitar algún tipo de exclusión, por ello debemos empezar a educar para no ‘etiquetar’ o rechazar simplemente por realizar una determinada actividad. Cada cual tenemos derecho a construir nuestra identidad y por tanto a una orientación sexual libre, sin temor a que nos juzguen.

La sociedad y la educación deben apostar por la igualdad de sexos, para poder eliminar situaciones en la que un género se vea discriminado, lo que conllevaría un avance en muchos aspectos para todos. ¿Pensáis que es esto una utopía?.

Referencias bibliográficas:

Anderson, E. (2005): Orthodox and inclusive masculinity: competing masculinities among heterosexual men in a feminized terrain. Sociological Perspectives. Vol. 48, nº 3, 337–355.

Devís. J, Fuentes. J, Sparkes. A. (2005): ¿Qué permanece oculto del currículum oculto? las identidades de género y de sexualidad en la educación física. Revista iberoamericana de educación, n.º 39, 73-90.

Mennesson. C. (2009): Being a man in dance: socialization modes and gender identities. Sport in Society. Vol. 12, Nº 2, 174–195.