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divendres, 29 de juliol del 2011

¿Todo cambio implica mejora?

Por Amalia del Valle Cebrián, Elena López Cañada y
Mª José Porcar
Orihuela,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF

Cuando hablamos de innovación nos vienen a la cabeza distintos conceptos como son los de novedad, invento, cambio, progreso, e incluso mejora, pero… ¿Realmente obtenemos mejoras cuando innovamos en nuestras clases?

Desde el inicio de la elaboración de este trabajo se nos ocurre una cuestión considerablemente importante: ¿Qué es realmente innovar? En los últimos años, con la llegada masiva de nuevas tecnologías, han aparecido en las aulas distintos materiales nuevos que intentan provocar un cambio en el proceso de enseñanza para mejorar el aprendizaje, como pizarras digitales, presencia de ordenadores individuales, uso de materiales audiovisuales, etc. Estos aspectos de innovación nos guían hacia un mundo virtual que cada vez es más amplio y que en ciertos aspectos es tan nuevo para alumnos como para profesores. El dilema lo encontramos cuando debatimos si estos métodos favorecen el proceso de enseñanza-aprendizaje en la educación escolar o por el contrario lo estanca o complica.

Una vez centrados en las clases de Educación Física, podemos encontrar en este sentido novedades o cambios en cuanto a la utilización de materiales tecnológicos, como la Nintendo Wii, la Eye Toy o la Xbox, que permiten al jugador realizar movimientos activos con la utilización de todo el cuerpo adentrándose en un mundo virtual. Pero, ¿realmente se utilizan estas tecnologías en las clases de Educación Física? Y si es así ¿son eficientes? ¿Se llegarían a lograr los objetivos marcados en estas clases con los videojuegos? ¿Podrían cambiarse los patios de las escuelas por un aula llena de videoconsolas?

Un ejemplo reciente lo encontramos en varios centros británicos de la ciudad de Worcestershire, que han incorporado consolas Wii en sus clases de Educación Física. Esta iniciativa se llevó a cabo debido a la poca atención que ofrecían los jóvenes hacia el ejercicio físico en la escuela. Se piensa que este cambio ofrece una solución para que los alumnos ejerciten su cuerpo, ya que de esta manera se produce un importante gasto calórico que ayuda a reducir el porcentaje de obesidad infantil, el cual es muy elevado actualmente. La decisión tomada por estos centros ha recibido el reconocimiento del organismo Youth Sports Trust, que admite que con este proyecto se puede conseguir un aumento de la participación de los jóvenes en actividades físicas.

Pero lo cierto es que hay estudios, como el realizado por la Universidad John Moore de Liverpool, que demuestra que la pérdida calórica ofrecida por estos aparatos es ínfima en comparación con el ejercicio físico o deporte real. A pesar de reconocer que los videojuegos estimulan la práctica física y, de este modo, ayuda a combatir la obesidad y sobrepeso infantil, este estudio afirma la necesidad de realizar una hora de práctica física real diaria para conseguir un gasto calórico elevado. Por tanto, no es sustituible la utilización de dichos aparatos por la práctica deportiva real.

Por otra parte, hay que tener en cuenta otros aspectos de la Educación Física, ¿qué ocurría con los valores intrínsecos y extrínsecos de las clases si las hiciéramos con videojuegos? Con estas nuevas tecnologías podemos motivar a los niños si los profesores no lo logran, pueden participar de manera más activa en las clases, incluso pueden practicar en casa, pero desaparecen muchos otros aspectos que son tanto o más importantes que los citados anteriormente como la cooperación, el compañerismo, la deportividad, la búsqueda del fair play, etc., y por tanto no cumplen todos los objetivos que existen actualmente en el currículum de dicha asignatura.

Con todo esto no queremos decir que el uso de videojuegos en los que se practica deporte de forma activa sea perjudicial para la salud sino que, tal y como comenta el artículo Los videojuegos activos y la salud de los jóvenes: Revisión de la investigación, de Vicente J. Beltrán, Alexandra Valencia y J. Pere Molina, es necesario analizarlos detenidamente y utilizarlos de forma consecuente con la práctica física, de manera que desarrollemos las clases obteniendo los beneficios deseados dentro del ámbito escolar.

Así pues, del mismo modo que el resto de actividades físicas en los videojuegos, es importante realizar los ejercicios con una buena higiene postural con tal de evitar lesiones. También es muy importante activar el organismo para producir adaptaciones en el mismo, es decir, es necesario que la actividad realizada tenga un mínimo de dinamismo para el organismo para que se provoquen mejoras en el niño y así cumplir los objetivos preestablecidos en la Educación Física.

Con todo lo dicho anteriormente, lo recomendable sería utilizar estas nuevas tecnologías en el caso de existir una desmotivación por parte de los alumnos y siempre combinándolas con sesiones tradicionales en las que, como hemos citado, ofrezcan una serie de valores que nunca nos proporcionaría un videojuego.



Referencias bibliográficas:
Beltrán, V.J., Valencia, A. y Molina, J.P. (2011). Los videojuegos activos y la salud de los jóvenes: revisión de la investigación. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. 10, 203-219.

García, E. (2008). Cinco escuelas británicas emplean Wii para evitar la obesidad. Meristation.com.

Martín, J.J. (2007) Jugar con la Wii no es equivalente a practicar deporte. Meristation.com

¿El sistema educativo necesita innovar?

Por Claudia Ribelles Galiana y Francisco Fuster Renau,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF

La sociedad progresa. ¿Y nuestro sistema educativo?, ¿Hace falta un cambio educativo?, ¿Por qué?, ¿A gran escala o pequeña escala?

Si quisiéramos un cambio a gran escala se debería realizar una reforma en el sistema educativo, sobre aspectos estructurales, pero si queremos algo a menor escala deberemos realizar cambios cualitativos en las prácticas (estrategias docentes, estilos de enseñanza utilizados…).

A nuestro alcance, como docentes, tenemos el cambio a pequeña escala, pero que a nuestro parecer influye directamente a gran escala. Este cambio no es sino la innovación en las aulas. Y la innovación parece estar íntimamente ligada con las nuevas tecnologías.

Durante los últimos 10 años se ha estado introduciendo nuevas tecnologías en las aulas. Actualmente están al alcance de casi todos los centros educativos. Algunos de estos centros las introducen en sus estrategias educativas de una manera más notable. Algunos titulares también corroboran este hecho:

Más de 47.000 alumnos de la provincia (Málaga) contarán con un portátil el próximo curso".

"Educación llevará a 50 colegios más el modelo de centro inteligente" (hablamos un poco más en esta entrada”.

A la escuela con la tableta. Los centros educativos estadounidenses empiezan a implantar estos dispositivos en las clases". “Según el Ministerio de Educación español, el programa Escuela 2.0 ha distribuido en los dos últimos cursos 601.500 miniportátiles”.

Estos cambios tecnológicos afectan en el modo de dar las clases al profesor. Pero la duda es, ¿Han significado un cambio a mejor en el proceso de enseñanza-aprendizaje?

Creemos que las nuevas tecnologías, sin duda son una herramienta muy valiosa para la enseñanza del docente y el aprendizaje del alumno, pero por mucha tecnología que haya si el profesor no interviene en ese cambio, no se dará. Gran parte del cambio depende de lo que ellos piensen y hagan, que a su vez depende de los factores personales de cada cual.

Algunos expertos aseguran que utilizar estas tecnologías supone formar un alumno autónomo, capaz de resolver problemas, que es lo que vamos a tener que hacer en un futuro laboral. ¿Queremos que los alumnos se formen mediante nuevas tecnologías porque el mundo empresarial lo requiere? ¿Es el objetivo de la enseñanza el mundo laboral?.

El Ministro de Educación Ángel Gabilondo habla sobre las cuestiones planteadas: “Ha habido una misión pragmática de la educación, como si los estudios tuvieran como única finalidad el adestramiento profesional, es decir, hacer dóciles empleados”. “Tenemos que dar una formación integral para hacer extraordinarios ciudadanos”. “Hay que librarnos de una idea pragmatista de la educación y vincularla también a conocimientos básicos, a ciencia básica, porque sin ciencia básica no hay ciencia aplicada”. “Si la educación no tiene que ver con la formación integral de uno mismo y con la vinculación a una comunidad y su transformación a un país, es decir, si no tiene que ver con el cuidado y cultivo de uno mismo y el cuidado y cultivo de la sociedad no tengo ni idea de que otra cosa puede ser.” “La formación integral es la mejor garantía de empleabilidad”.

De modo que, cambiar tecnológicamente es bastante fácil, según la escala de Fullan, pero ¿Cambiar la estrategia docente, es fácil?La innovación tendrá sentido cuando el docente sepa darle utilidad a las mejoras tecnológicas, aplicándolas a los conocimientos que vaya adquiriendo con su continua formación. De poco sirve mejorar por fuera y seguir enseñando igual que hace 20 años.

Por otro lado pensamos, que la implatanción de nuevas tecnologías en el sistema educativo es positivo, pero no debe significar que se dejen de utilizar los libros. Como sabemos los libros son manuales que han tenido, tienen y tendrán un valor muy simbólico en el aprendizaje.

La idea que queremos transmitir es que la tecnología no se convierta en un producto de consumo (si no se ha convertido ya) y sepamos darle un uso correcto, lo que se traduciría en una mejora en la forma de enseñar del docente, que no es sino una transformación positiva del proceso enseñanza-aprendizaje, lo que significaría formar alumnos psíquica, física y socialmente más competentes, es decir, estaremos innovando.

Para finalizar, os mostramos dos vídeos que ayudan a reflexionar sobre este tema:


Cambios en la Educación (en la clase de Educación Física)

Por Gonzalo Monfort Torres y Pablo Tierraseca Montero,
estudiantes de Teoría y Pràctica del Currículum de la EF

Actualmente se cursa la asignatura de Educación Física en la Enseñanza Secundaria Obligatoria en España. Principalmente, desde nuestro punto de vista como antiguos alumnos, pero lo suficientemente reciente, creemos que existen dos aspectos (entre otros) que deberían ser susceptibles de cambio. Uno de ellos la masificación del aula.

No es extraño que un profesor de educación física tenga a su cargo un grupo de 30 alumnos. El hecho de haya un número tan elevado de discentes hace que la tarea del profesor de transmitir conocimientos, de poner en práctica metodologías y sobre todo, de llegar a conocer y a poder evaluar realmente lo que cada alumno de forma individual esta extrayendo de las sesiones sea hartamente complicada. En el currículum de la asignatura publicado por la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana se explican los objetivos de la asignatura, los contenidos que se deben impartir en cada curso, y además se incide en que no solo se debe tener en cuenta el rendimiento motriz, si no muchos otros factores como la “participación activa”.

Después de explicar esa serie de puntos, no explica como ha de evaluar el profesor. En una clase con un número de alumnos tan elevado, y en una asignatura a la que se destinan muy pocas horas de docencia, muchos profesores optan por valorar el rendimiento motriz como el criterio más importante en muchas ocasiones. No suele ser el único, pero si tiene más peso que el resto. Es extraño ver que un alumno con soltura en los deportes, con una buena capacidad física, y con una motivación que seguramente deriva de lo anterior no saque sobresalientes en nuestra materia. En cambio es más común ver que un alumno con un físico que no le permite tanta soltura en las actividades físicas que se proponen en la clase no alcance nunca la máxima nota ni notas altas.

Nosotros valoramos esto de la siguiente manera: existe una deportivización en las clases de educación física. Esto lleva a premiar más el rendimiento. ¿Por qué? Probablemente dos factores claves sean la influencia de la sociedad en la forma de concebir las clases por parte del docente y la masificación.

Cronometrar una carrera, ver como se realiza correctamente una voltereta, y valorar la habilidad lanzando un balón a una canasta es fácil. Es un recurso fácil para un profesor con demasiados alumnos que no puede llegar a valorar (como decíamos al principio) realmente el aprovechamiento que el alumno esta haciendo de sus sesiones. Cierto es que el profesor no es el responsable de su número de alumnos y que seguramente preferiría tener muchos menos. Pero ante esta situación hay que cambiar.

El cambio que nosotros proponemos es el siguiente: cambiar la forma de dar la clase y la forma de evaluarla con el objetivo de acercarnos más al alumno y poder evaluarle mejor, conforme a criterios que abarquen todos los objetivos de los asignatura, no solo unos pocos.

Si nos fijamos en el curriculum podemos observar que para educación física hay multitud de contenidos prácticos y teóricos que deben darse. Nuestra propuesta se basa en dividir el tiempo de docencia semanal en dos partes.

Una de estas partes, compuestas por dos tercios del tiempo de clase se dedicaría a realizar contenidos prácticos a la vez que mientras se realizan se van relacionando con contenidos teóricos del programa, lanzando conceptos clave que los alumnos deben de comprender y asimilar.

La otra parte (el tercio restante), en un ambiente dinámico (fuera del aula, sin sillas, mesas o pizarra) se dedicaría a explicar conceptos que hayan quedado en el aire o a remarcar algunos de los más importantes.

¿Cómo evaluamos a los alumnos? La fórmula que proponemos es la siguiente: cuando haya contenidos ya dados y remarcados los suficiente para que el docente crea que puedan estar asimilados, durante los dos tercios de tiempo de la “parte práctica”, teniendo en cuenta que la clase debe tener una auto-organización óptima, el profesor seleccionará pequeños grupos de 5 – 7 alumnos a los que llamará para preguntarles de forma oral por sus impresiones acerca de lo realizados hasta ahora y por los conceptos que deben retener. Pensamos que dedicando un tiempo específico al contacto profesor – alumnos y a realizar una evaluación aprovechando este contacto el docente podrá ver mejor cual es la situación personal de cada alumno. El objetivo es conseguir ser un poco más profundo y poder ayudar a todos en su necesidad.

Pensamos que valorar de forma importante los conceptos teóricos asimilados, así como la actitudes que muestran durante la práctica puede dar un resultado más completo que únicamente la medida de marcas y de veces que se realiza una acción. Nuestro planteamiento nace de la creencia de que cuanto más implicado esta el docente y más cercano este de sus alumnos el proceso de enseñanza y el proceso evaluativo será de más calidad. Probablemente más complejo, pero sin duda de más calidad.

Dignificar para innovar

Por Samuel López Carril,
estudiante de Teoría y Práctica del Currículum de la EF

Vivimos en una sociedad en la que cada vez los cambios se producen a una velocidad mayor. Lo nuevo pasa a estar obsoleto apenas transcurridos unos meses. La ideología del consumo campa a sus anchas por nuestras calles amparada por un capitalismo voraz. La escuela es susceptible de recibir las nuevas tendencias sociales a través de los elementos que la constituyen, a saber: profesores, alumnos, padres… Cuando todos esos cambios vertiginosos chocan contra estructuras escolares incapaces de cambiar a la misma velocidad que la sociedad aparecen los conflictos. Ante este panorama cada vez se otorgan más funciones a los docentes y, paradójicamente, su figura resulta más cuestionada y minusvalorada. ¿Realmente alguien se preocupa por cómo se sienten los docentes? Pocos… Los políticos, que apenas tienen contacto con la realidad escolar, aprueban y derogan leyes educativas que cambian la forma pero no el contenido, y que terminan por confundir al profesorado. Los padres, dejan su autoridad por los suelos, y no dudan en acribillarlos ante la mínima contrariedad de sus mimados hijos. Incluso entre profesores hay grandes tensiones y desavenencias favorecidas por un sistema escolar tan burocratizado, politizado e institucionalizado que termina por maniatar cualquier atisbo de proyecto innovador por parte de los docentes.

Carbonell (2001), propone que toda iniciativa de proceso de innovación debe de nacer en el seno del centro escolar. El docente debe de ser el impulsor de proyectos innovadores, que echen raíces y que se expandan desde dentro hacia fuera, pudiendo llegar hasta la sociedad. Fullan (2002) dice que "el cambio educativo depende de lo que los profesores hacen y piensan: así de fácil y así de complicado". Siguiendo a estos dos autores, entiendo que los profesores son los verdaderos protagonistas del cambio educativo. ¿Qué pasa si se encuentran desmotivados, deprimidos o excesivamente ocupados resolviendo asuntos que no deberían? En estas condiciones, ¿cómo van a poder afrontar con garantías proyectos de cambio? ¿De dónde van a sacar el tiempo para ello?

El que los docentes tengan tantas funciones que cumplir repercute negativamente en la calidad de la enseñanza. Un claro ejemplo de ello gira en torno al libro de texto. Los profesores tienden a depender profesionalmente de él como el material curricular protagonista del proceso enseñanza-aprendizaje. Quiero aclarar que no me sitúo en contra del uso libro de texto, ya que el potencial de los materiales curriculares depende en buena medida de su uso. Pero si pensamos en la cantidad de cosas que un profesor tiene que atender y solucionar, no es extraño que el libro se revele como la salvación para muchos docentes, y que lo utilicen para pautar ordenadamente el programa, las actividades, e incluso el tipo de evaluaciones a realizar. El libro de texto pasa así a ser un dogma que relega al profesorado a adoptar un papel pasivo ligado a una metodología tradicional. Cosa que deteriora la calidad de la educación y que aleja al profesorado de su protagonismo innovador.

Mientras tanto, la sociedad mira con lupa todos los movimientos que se dan en la escuela y se apresura a juzgar sin conocer. A mi juicio, la crisis de la profesión y, más concretamente, de la innovación profesional está ligada a palabras como estrés, desmotivación y depresión con las que se retrata al docente del siglo XXI. Tenemos un profesorado molesto, quemado, poco autónomo, y con escaso reconocimiento social. Ante ese panorama, ¿es justo exigirles que además innoven?

Sí. Porque por muy complejo que resulte, el cambio educativo tiene que girar en torno a la figura del docente. Carbonell (2001) ve necesaria la vocación, la pasión y el compromiso por parte de los profesores, así como sentir curiosidad por adquirir nuevos conocimientos para “reciclarse” y poder seguir el ritmo de los vertiginosos cambios de la sociedad actual. También destaca que la función última del docente es la de desarrollar al máximo las potencialidades del alumno. Estoy totalmente de acuerdo con él, y precisamente por ello veo necesario que previamente luchemos por mejorar las condiciones laborales del docente, de tal forma que favorezcan su autonomía y su verdadero protagonismo en la creación y desarrollo del currículum. Al pensar en el profesorado tenemos que intentar sustituir las palabras que he nombrado anteriormente (estrés, depresión, desilusión…), por verbos como animar, facilitar, orientar, guiar, mirar, acoger, aceptar, comprender, buscar, entender, comunicar, adaptar, integrar, normalizar, escuchar, dar, sorprender, informar, mirar, apoyar, ofrecer, acercar, mediar, hablar, soñar, sonreír, promover, imaginar, crear, inventar, transformar, pensar, idear, combinar, aprovechar, reciclar, describir, explorar, responder, descubrir, diseñar, planificar, enfocar, suavizar, programar, ilusionar, relajar, cualificar, explicar, enseñar, aprender, coordinar, estudiar, aplicar, participar, ayudar... Por ello, opino que para innovar es preciso dignificar antes la profesión del docente. Sólo de esta forma el profesorado podrá sacar lo mejor de sí mismo para conseguir que el alumnado saque lo mejor de sí mismo.

(Carbonell, 2001:113-114)

Agradecimientos
:

Quiero agradecer a Víctor Pérez Samaniego su colaboración mediante interesantes sugerencias para la elaboración del texto final de este artículo.

Referencias bibliográficas:

Area, M. (1996). La tecnología educativa y el desarrollo e innovación del currículum. Actas del XI Congreso Nacional de Pedagogía, Tomo I, Ponencias.

Carbonell, J. (2001). La aventura de innovar. El cambio en la escuela. Madrid: Morata.

Mena, B. (1997). Tecnología Educativa, Nuevas Tecnologías y desarrollo e innovación del currículum. Revista de Pedagogía de la Universidad de Salamanca, 9, 99-122.

Torres, J. (2006). La desmotivación del profesorado. Madrid: Morata.

¿Innovación = Recuperación de "nuevas" costumbres?

Por Manuel Carrilero Cases y Miguel Ángel Mallol Boix,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF

Compañerismo, competitividad, colaboración, esfuerzo, afán de superación, integración, respeto, tolerancia, disciplina, honestidad, lealtad,… ¿Cuántas veces habremos escuchado, que el deporte fomenta todos estos Valores y otros muchos más? Esto lo escuchamos en todas partes y en especial en las aulas que nos acogen en estos últimos años. Pero, ¿Tan bueno es el deporte que por el simple hecho de practicarlo ya crecen en nosotros estos valores? ¿Cualquier forma de práctica es válida? Quizá sí, o quizá no. En este aspecto no he recibido una formación específica que me distinga del resto de aficionados al deporte. No existe asignatura dedicada íntegramente a hacernos indagar en estos aspectos. En todo caso, algún profesor con buena voluntad y conocimiento de la materia se ha aventurado a enfrentarnos a dilemas éticos.

Esto ha de cambiar, hemos de innovar, adaptarnos a las necesidades que van aflorando. Qué bueno sería introducir una renovadora asignatura llamada “”Ética del deporte”, que nos hiciese pasar a todos por esa mínima toma de contacto con estos temas, aunque luego cada uno los asimile en su medida. ¡Espera! Creo que esta asignatura ya existía, antes, hace unos cuantos años. ¡Entonces no podemos utilizarla como proceso de innovación! ¿O sí? Innovar no consiste exclusivamente en implantar nuevos medios, conceptos o asignaturas. Quizá podríamos darle un nuevo sentido a esa antigua asignatura, darle un nuevo enfoque que le haga ganar peso en esta carrera.

Como decimos al principio del artículo, el deporte tiene un gran potencial para promover la asimilación de valores muy importantes. Posiblemente el deporte sea uno de los mejores medios para acceder a estos contenidos éticos. Sin embargo no contamos con una formación que nos permita trabajarlos teniendo un buen conocimiento en estos aspectos.

Posiblemente antes de querer dar un paso en esta innovación, deberíamos preguntarnos por qué esto es así, y porqué de cara al Grado desaparecen otros contenidos vinculados con la ética. Probablemente en este énfasis de querer satisfacer todas las demandas de actividad física de nuestra sociedad y de querer entrar en el círculo de dinero, del negocio que el deporte es hoy en día, nos hemos perdido por el camino. Hemos acabado siendo sirvientes de un sistema que deberíamos ser capaces de analizar, entender y manejar. Un Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte no es un técnico muy formado, ni con muchas habilitaciones para ser monitor de tal o entrenador de cual. Es una persona que ha estudiado la esencia del deporte, de la actividad física, que conoce en profundidad la materia y que no necesita aplicar recetas creadas por otros, porque él es su propio médico, el es capaz de extraer de su conocimiento el resultado para resolver interrogantes planteados, de forma razonada y razonable.

Pero todo corre el peligro de quedar en una idea y para ello es necesario un cambio. Hemos de reclamar una asignatura que trate “la ética del deporte”, así como contenidos obligatorios en buena parte de las asignaturas que trabajen estos temas. Pero claro, ¿Quién va a reclamar esto? ¿Los alumnos de 3º, 4º y 5º que ya están a un paso de lavarse las manos? ¿Los alumnos de Grado que poco saben de esto? Los primeros porque piensan que no es su guerra, que ya se apañaran los del Grado con su formación, y los segundos porque creerán que su formación, por provenir de un proceso “innovador” (Bolonia) es mejor. Ninguno hará nada. Pero estarán ambos equivocados, esta guerra es de todos, de nuestro colectivo será el estatus, de nuestro colectivo serán los derechos, para bien y para mal.

dimecres, 5 de gener del 2011

Making Change...

Quizás, el mayor reto de la educación actual, es asumir que debe de existir un cambio

Por Hugo Sáez Perales,
estudiante de Diseño curricular de la EF

Centrémonos en la educación, de hoy y de mañana, actual y del futuro, centrémonos en lo que exponen los grandes contribuidores a la educación mundial, los hombres y mujeres que intentan darnos las claves de cómo poder cambiar la forma de educar hoy en día, pues: ¿Si no sabemos si es posible hacerlo o las maneras que existen para provocar el cambio? ¿Cómo lo haremos nosotros?

Este proyecto, surge, tras ver y analizar vídeos del programa Redes, en concreto estos dos: No me molestes, mamá. Estoy aprendiendo (Marc Prensky) y Crear hoy, las escuelas del mañana (Richard Gerver) de los cuales, me he servido para intentar explicar los pros y los contras de todas estas innovaciones posibles que se deben hacer en la educación.

Las nuevas tecnologías, como ordenadores y videojuegos, nos ayudarán a trabajar en equipo y a conocer mejor lo que significa la innovación disruptiva. Pero la gente pensará, ¿Por qué los videojuegos? Pues porque nos dan sensaciones nuevas y placer, nos implican en lo que hacemos en el momento, una de las razones importantes, es que tienen reglas, y unos objetivos, lo cual, nos motiva a seguir con él, y por supuesto, aparte de todo, si el juego nos llega a emocionar, nos garantiza que lo recordemos y que lo aprendamos.

La motivación: ésta es la función más importante de la escuela hoy en día, y ese reto lo tienen los profesores, pues deben motivar a los alumnos, consiguiendo luego una mayor atención, y ese mencionado placer por el aprendizaje. Muchos aplican una forma de enseñanza “antiglosada” porque desconocen las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, o simplemente no se quieren introducir en este campo. Estos profesores, aplican una enseñanza de hace dos siglos, sometida a los resultados académicos, y a las famosas agendas políticas. Esto nos da qué pensar, pues estos dos factores, son los que determinan la educación en nuestro país, y teniendo en cuenta los cambios de gobierno que existen, y con ello, todas las reformas educativas que ha habido, debe de ser alarmante seguir realizando nuevas reformas, en ocasiones peores que las anteriores. También el sistema es el que rige que los resultados marquen la pauta, simplemente como punto de control, porque si no, no se podría concebir el progreso dentro del sistema educativo.

Uno de los principales objetivos dentro de la enseñanza es según Richard Gerver, “devolver la pasión por la enseñanza a los profesores y el placer del aprendizaje a los alumnos” y que “la enseñanza, sea un vehículo para la capacitación y no para la opresión”.

El nuevo concepto de educación impartido en aulas de nueva generación, tendrá el objetivo de, la enseñanza global, una enseñanza basada en la interrelación de conocimientos, impartidos en una gran asignatura y, ¿qué competencias se necesita en estas nuevas aulas? Pues competencias como: descubrir sus propias emociones y gestionarlas. Actualmente también se nos exigen nuevas habilidades, de pensamiento crítico, de empatía, de transferencia del conocimiento, creatividad, innovación, y todo esto se trabaja dentro de la dinámica del aula. Una forma nueva de aplicar el conocimiento, es en base a la respuesta de una pregunta, de esta manera todo el conocimiento impartido a lo largo del tiempo, con las asignaturas de geografía, matemáticas, etc.…se precisa para responder a una pregunta práctica, consiguiendo así aplicar el saber abstracto, y aplicarlo a algo práctico.

Os preguntaréis ¿Y cómo se consigue esto en clases masificadas? Pues uno de los componentes más importantes, es que esta tecnología se puede aplicar de formas diversas, para que en el mismo momento, existan diferentes formas de aprendizaje, pero todas tengan un mismo objetivo, consiguiendo desmasificarlo.

¿Y qué decimos del profesor? Él, es el que posee el entusiasmo, la pasión por transmitir conocimientos y es esta, la que debemos transmitir a nuestros alumnos, pero cada vez más la vocación del profesorado se va diluyendo así como su ímpetu, pues están directamente condicionados al resultado.

Mi pregunta es: ¿cómo partiendo de ideas y conceptos abstractos, podemos transformarlas en aprendizaje? En resumen; creo que es un objetivo perfecto, aunque muy complicado de llevar a cabo, y esto lo digo por lo que se decía de la sociedad, que actualmente, se tiene una visión mala respecto a estas nuevas tecnologías. Así pues, ¿qué opino yo? Que el sistema actual seguirá, pero pequeños colegios, universidades, escuelas infantiles… comenzarán a impartir este modelo nuevo de enseñanza, basado en lo comentado anteriormente, con competencias nuevas, enfocado a nuevas necesidades y con la ayuda de los nuevos materiales, y eso se realizará, porque el fin último, es que la educación y el aprendizaje, sea algo motivador, divertido, y que esté en concordancia con la generación actual.

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