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dimecres, 22 de desembre del 2010

La base de la pirámide

Por Clara Ruiz Moreno,
estudiante de Diseño Curricular de la EF.

Con todo lo que está saliendo a la luz sobre la “Operación Galgo”, me viene a la mente, creándome gran desconcierto, el tema de las Becas deportivas. La mayoría de los deportistas que son protagonistas, por temas relacionados con el dopaje, reciben, tanto de Consejo Superior de Deportes, como de la Federación Española correspondiente grandes cantidades de dinero en concepto de Becas.

Partimos de la definición de la Real Academia de la Lengua Española, que define beca como “subvención para realizar estudios o investigaciones”, de lo que podemos extraer la conclusión de que se le otorga un concepto ligado a formación.

Consultando la normativa del Consejo Superior de Deportes (Real Decreto 971/2007) que hace referencia a los criterios que se siguen para considerar a una persona deportista de élite, podemos ver que son aspectos como haber representado a España en competiciones internacionales, seguir programas de los centros de alto rendimiento o que sean considerados deportistas de élite por su comunidad.

En la Comunidad de Aragón, por ejemplo, algunos de los criterios para considerar deportistas de élite son participar en JJOO, en ligas profesionales, en el Tour de Francia o en Torneos ATP. Me parece acertado que se les considere “deportistas de élite”, pero mi desconcierto está provocado por los criterios que se siguen a la hora de conceder las becas, ya que en la mayoría de los casos, se otorgan a deportistas que ya están consolidados. Como muestra la circular 71/2010 de la Real Federación Española de Atletismo, las becas se atribuyen en función de los resultados a nivel mundial en los últimos campeonatos. Me gustaría destacar el último apartado de dicha circular: "Becas E, para atletas que no estén incluidos en ninguno de los anteriores niveles, y que tengan una clara proyección para participar en los JJOO de Londres 2012". Desde mi punto de vista, se debería tener más en cuenta este apartado, en el que se favorece a deportista con proyección, ya sea de cara a los JJOO de Londres, como a otro tipo de competiciones.

Creo que los deportistas que se codean entre los medallistas a nivel mundial, tienen medios suficientes como para poder preparar con garantías estas competiciones. Asignando becas a los deportistas con proyección se creará una gran base para asegurar el futuro del deporte español, ya que si las mayores becas las reciben los deportistas ya consolidados, que en un futuro no muy lejano deberán retirarse, se producirá un vacío generacional muy difícil de solucionar.

Todo gran deportista sabe (o debería de saber) que su carrera profesional tiene un final, puesto que las edades de máximo rendimiento no son muy altas (teniendo siempre en cuenta disciplinas y excepciones). Por lo que conceder las becas de mayor importe a los atletas más consagrados que tienen una cierta edad, puede hacerles creer que pueden estar “chupando del bote” hasta que ellos quieran. En este momento puede darse el caso en el que algún deportista, intente alargar su carrera por TODOS los métodos y medios posibles.

Pero planteémonos una cosa: ¿no seremos nosotros mismos los culpables de todo esto? ¿a qué le damos importancia, a la emergencia de jóvenes promesas o la consecución de “x” medallas? Desde nuestro papel de docentes tenemos la “responsabilidad” de enseñar a los jóvenes a valorar otras cosas, no sólo los resultados. ¿Qué es más frecuente oír, Messi marcó ayer 2 goles o el Barcelona jugó con 7 canteranos? U otro ejemplo: ¿sólo hemos conseguido una medalla en el Mundial o España ha logrado clasificar a 16 atletas?

Bajando a niveles en los que nos encontramos diariamente, tenemos que poner mayor énfasis en la participación activa de los jóvenes, que sean realmente ellos los protagonistas de los acontecimientos, por el simple hecho de llenar las calles y rincones de la cuidad de deporte, sin importar los resultados.

Lo que quiero decir con esto es que premiando los resultados por encima de todo, estamos haciendo que se refuerce a los deportistas que tienen mayores posibilidades de alcanzar la cima, dejando la base de la pirámide despoblada. Y sin una buena base, ¿se puede alcanzar la cima?

Noticias como ésta, encontrada en el Periódico El País el 6 de Diciembre de 2010 , hacen que me reafirme todavía más en la postura que estoy defendiendo. Se trata de un joven saltador de longitud, que acaba de terminar sus estudios de formación profesional, y que gracias al apoyo del Plan ADO puede dejar de trabajar para dedicarse a entrenar exclusivamente . “Tras ganar el campeonato de España entró en el programa de becas ADO, lo que le da una mínima solvencia económica para alejarse de los despachos y pensar sólo en brincar.”