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dissabte, 5 de gener del 2013

Los valores del ejercicio y el deporte

Por Jorge de Libano Sidro,
estudiante de Metodologia de la Enseñanza de la AF y el Deporte

¿Qué beneficios tiene la práctica deportiva? Según Heinneman (2002), tales excelencias "no son más que juicios de valores subjetivos que las personas atribuimos para definir algunos de los efectos que estos provocan". El CIS ha realizado cuantiosas encuestas muy fiables para responder a la finalidad que tienen las personas cuando realizan ejercicio y el resultado de las respuestas es: Salud, disfrute, modelar el cuerpo; bienestar, sentir y conocer el cuerpo, satisfacción, distracción; vida social; belleza, confianza en sí mismo; prestigio, etc. Pero... en el fondo, no nos hemos parado a pensar que puede que estas respuestas no revelen si son los efectos obtenidos de la práctica deportiva o son más bien los efectos deseados que les gustaría obtener.  Además de que no sabemos hasta que punto los poderes fácticos y los medios influyen en ciertas respuestas que se nos han dado como las "buenas". Y es que como nos dice Nuria Puig (2000) "El deporte ha dejado de ser un sistema autónomo y se ha convertido en un sistema abierto con escasa identidad propia y estrechamente conectado a otros sistemas tales como el económico, el educativo, el politico,...

Se habla mucho de los beneficios del deporte, pero ¿y de lo negativo? Paralelamente a esto deberíamos de conocer todos los beneficios que desencadena la práctica de deporte, pero también sus consecuencias más negativas. Como muestra un botón: ¿Nos hemos parado a pensar en las consecuencias negativas que provoca? El destrozo natural que supone la práctica de ciertos deportes, o la basura que se genera por el paso de personas que realizan deporte, o la subida del precio del valor del suelo de un entorno en el que se construye un polideportivo moderno,...Con todo podemos afirmar que ciertos deportes, tienen pues un coste económico y también de sostenibilidad en el medio. Pero claro, cuando hay un coste puede haber un beneficio, y ¿quién obtiene beneficio? Pues como muy bien nos dice una publicación de la revista asturiana de economía "El deporte ha ido adquiriendo un creciente protagonismo en el desarrollo de la economía de mercado de las sociedades modernas, como consecuencia de los productos accesorios que suministra, los capitales que mueven sus departamentos, las inversiones que reclaman sus instalaciones, los recursos de marketing y publicidad a los que dan lugar sus espectáculos y concentraciones de masas, la intensa presencia en la vida cotidiana de todos los ciudadanos a través de los medios de comunicación o los movimientos de apuestas y todo tipo de juegos de azar que alimenta, etc".

Las empresas privadas, clubs, asociaciones, instituciones, etc que aprovechan el deporte como herramienta de generar beneficios o para obtener influencias. Se realizan infinidad de campañas en pro del ejercicio que parten de empresas como reclamo para la captación de clientes y de este modo engordar sus arcas. Se puede dar el hecho de que el gobierno potencie y subvencione a deportistas de élite para que puedan obtener éxitos y así ensalzar el espíritu nacional de orgullo por la patria o puede que únicamente lo haga por motivos altruistas. Pero la práctica deportiva también tiene un coste biológico, está demostrado que la práctica deportiva aumenta exponencialmente el riesgo de sufrir lesiones, y hay estudios que revelan que una dieta saludable influye en mayor medida en la salud que realizando ejercicio.

Llegados a este punto, y en base al objetivo de las entidades que toman la iniciativa en la dirección de actividades deportivas, podemos encontrar que también habrán diferentes modelos metodológicos de enseñanza. Y lo más preocupante es que estos modelos metodológicos de enseñanza puede que no tengan en su objetivo a la persona y sí al cliente que invierte un dinero.

En ocasiones hemos visto como las malas praxis de algunos pseudo profesionales han puesto en riesgo en mayor o menor medida al alumno, o practicante. En cuantas ocasiones hemos oído eso de: "Tú tranquilo que en dos semanas yo te hago perder todo lo que te sobra" Y luego viene la cruda realidad, se da una paliza de aupa para además no obtener los resultados esperados, lo que provoca frustración y posiblemente el cese de cualquier actividad deportiva. Y eso en el mejor de los casos porque hay veces en las que se produce en en usuario una lesión que aún le interrumpe más su avance.

Por este motivo veo importante antes de que acabemos la carrera, que seamos capaces de la manera más imparcial, objetiva y autónoma ver los pros y contras del deporte y ser capaces de preparar nuestras clases en función del alumno, el objetivo y lo más importante basado en un código deontológico en el que únicamente primen los beneficios del mismo y no los valores que nos asignan.

Me gustaría pues acabar con las la palabras de Arnold, en las que propugnaba los principios de responsabilidad, utilidad, justicia y autonomía para la impartición de tareas y que creo que deben de ser una máxima a seguir en nuestras clases teniendo en cuenta el objetivo y el alumno.

Referencias:
• Gutiérrez M. (2004) El valor del deporte en la educación integral del ser humano. Revista de educación 335, 105-126.
• Puig, N. y Heineman, K.(1991) El deporte en la perspectiva del año 2000. Papers, 38, 123-141.
• Heinemann K.(2001) Los valores del deporte, una perspectiva sociológica, Apunts, 64, 17-25.
• Pedrosa, R. y Salvador, J.A. (2003) El impacto del deporte en la economía. Revista Asturiana de economía, 26, 61-84

divendres, 4 de gener del 2013

Reflexión personal acerca del movimiento y la carrera que cursamos. ¿Fundamentos contraproducentes?

Por Marcos González Pons,
estudiante de Metodología de la enseñanza de la AF y el Deporte

Hablamos en muchas ocasiones de la metodología que debe seguirse en una sesión, de las formas de enseñanza, de la relación profesor-alumno y de los estilos de enseñanza que pueden observarse para la transmisión de una serie de conceptos. Ahora bien, puede decirse que los contenidos que se transmiten durante una sesión pueden llegar a ser completamente contraproducentes si se oponen a los objetivos propuestos para la misma (Devís, 1993).

Nos encontramos en la universidad, en una carrera, no en una cualquiera, sino la que nosotros con el esfuerzo y el trabajo hemos decidido frente a todas las demás. Evidentemente, día a día con diversos valores y fundamentos se nos educa para en un futuro lograr que esos alumnos novatos acaben siendo profesionales de aquello sobre lo que han estudiado. Hablamos de una carrera teórico-práctica; y se nos dice en todo momento que hay que cuidar de tu propio cuerpo, de tu propio organismo para obtener un mayor rendimiento y forma física.

Sin embargo, si tienes una lesión, aunque sea mínima, no puedes formar parte de esos fundamentos prácticos, no formar parte por decirlo de algún modo, de la clase, o al menos, no al completo. Resulta que tienes que realizar un cierto número de prácticas para siquiera, presentarte a una prueba final ¿No estarías forzando esa lesión? ¿No estarías perjudicando a tu propio cuerpo? ¿Sería, entonces, educativo esto que exponemos?

Por poner otro ejemplo, me gustaría hablar del conjunto horario del que formo parte, y en concreto, del martes. Día en el que comenzamos a las 8 y media de la mañana y salimos a las 7 de la tarde con apenas 1 hora y media de descanso. Resulta que uno de los valores más importantes que se transmiten en esta carrera trata sobre la nutrición y el cuidado del organismo para una mayor capacidad física. ¿Cuándo se supone que voy a poder comer este tipo de días?, y sobre todo, ¿qué voy a comer cuando tengo media hora entre una clase y otra y debe servirme como desplazamiento por la ciudad de Valencia? Quizá algo de poca cantidad y en apenas 10 minutos…

 
Está claro que en ciertas ocasiones no es posible realizar una serie de cambios que sean contraproducentes con aquello que se enseña, no a nivel particular, sino en lo que trata a toda una carrera universitaria; de hecho, el tiempo del que se dispone para poder enseñar unos valores determinados en una asignatura puede no ser el idóneo, e incluso podemos tener menos del que de verdad deberíamos tener. Sin embargo, tenemos que enseñar con el ejemplo, debemos educar, que es lo más importante, realizando aquello de lo que se nos habla en clase.

Simon-Morton et al (1988), exponen que es importante introducir a los alumnos en las formas de hacer ejercicio, de controlar y confeccionar su propia dieta y programa de actividad física; y cómo hacer mejor uso de las facilidades disponibles en la comunidad. También es importante que se estimule a los alumnos a analizar críticamente la salud y el ejercicio dentro de su contexto social y cultural y a examinar el modo en que están construidas socialmente nuestras ideas sobre lo que constituye la salud y la condición física.

Ahora es cuando me gustaría volver a las primeras clases de la asignatura en la que se planteaba la pregunta, ¿Es lo mismo enseñar y educar? Cada uno tendrá su respuesta, ahora bien, no creo que cualquier actividad presentada sea beneficiosa para cualquier sujeto si no lleva consigo una serie de valores que permitan que éste comprenda aquello que se le está enseñando o transmitiendo en una clase o sesión determinada.

Referèncias:
Devís, J. y Peiró, C (1993). La actividad física y la promoción de la salud en niños/as y jóvenes: la escuela y la educación física. Revista de psicología del deporte, 4, (71-86)
Delgado, M. Tercedor, P. (2002). Estrategias de intervención en educación para la salud y la educación física. Barcelona: INDE publicaciones.