Por Luís Aguilar Salmerón y José Luís de la Rosa González,
estudiantes de Teoria y Práctica del Curriculum de la EF
Plan Bolonia. ¿Y ahora qué? ¿Cómo afectan los cambios a la docencia en las nuevas clases universitarias con el nuevo plan de estudios? ¿Es en realidad el plan Bolonia un cambio a mejor? ¿Cuánto tiene de innovador? ¿Ganamos en convergencia, pero en qué se pierde? ¿Es un plan controvertido? Sin duda alguna, ha dado mucho que hablar entre los estudiantes, profesores y profesionales que se ven afectados por el mismo. Todas estas preguntas son algunas de las que vamos a tratar de responder en este artículo de opinión, como toda reforma, y la educativa todavía más, requiere un concienzudo esfuerzo de estudio y reflexión de la situación actual para ver las demandas y necesidades actuales. En este sentido, la educación y el plan de estudios siempre va a tener un desfase temporal, porque se plantea siempre pensando en unos estudiantes, y cuando en realidad se implanta, o en el momento de desarrollarse, es otro tipo de estudiantes, con motivaciones, intereses y necesidades diferentes. Pero el problema más importante que plantea el nuevo plan, es la falta de presupuesto; se quiere reformar la manera de dar las clases, más tutorizadas, con atención a alumnos más individualizada, que los apuntes y las dudas se resuelvan por correo electrónico, que los materiales sean más modernos, las instalaciones punteras, etc. Evidentemente, todo esto requiere un presupuesto determinado, y también la contratación de más profesores si es que de verdad se quiere acometer esta reforma, porque si no, el profesorado (y probablemente los estudiantes también) caerán en la desmotivación como muy bien expone Jurjo Torres (2006).
En cuanto a la convergencia, es cierto que es muy favorable que los estudios universitarios se equiparen en toda Europa, pero, ¿qué es lo que estamos formando, estudiantes y personas o trabajadores para que compitan en las mejores empresas dentro de la sociedad de consumo en la que nos encontramos? Otro problema de la convergencia, es que se pierde la diversidad de las asignaturas y el conocimiento que se tenía en las universidades, a favor de aunar un conocimiento similar, estamos perdiendo una riqueza enorme, pero por lo menos fomentamos el espíritu crítico de los estudiantes, si es que de verdad las clases con Bolonia son más individualizadas, monitorizadas y no siguen siendo clases magistrales encaminadas a la formación de trabajadores, que serán parte de una cadena de montaje de la sociedad que a las multinacionales les interesa seguir manteniendo.
Algunas carreras pierden un año de docencia, y otras lo ganan, desde el punto de vista optimista del maestro según Savater, esperemos que el contenido que se amplie sea enriquecedor, y no una laguna curricular difusa en la que no se sepa muy bien lo que es importante, aunque he de decir que en esto el docente, siempre debería tener voz y voto.
Referencias bibliográficas:
Torres, J. (2006). La desmotivación del profesorado. Madrid: Editorial Morata.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Barcelona: Ariel.
Referencias bibliográficas:
Torres, J. (2006). La desmotivación del profesorado. Madrid: Editorial Morata.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Barcelona: Ariel.
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