Por Claudia Ribelles Galiana y Francisco Fuster Renau,
estudiantes de Teoría y Práctica del Currículum de la EF
La sociedad progresa. ¿Y nuestro sistema educativo?, ¿Hace falta un cambio educativo?, ¿Por qué?, ¿A gran escala o pequeña escala?
Si quisiéramos un cambio a gran escala se debería realizar una reforma en el sistema educativo, sobre aspectos estructurales, pero si queremos algo a menor escala deberemos realizar cambios cualitativos en las prácticas (estrategias docentes, estilos de enseñanza utilizados…).
A nuestro alcance, como docentes, tenemos el cambio a pequeña escala, pero que a nuestro parecer influye directamente a gran escala. Este cambio no es sino la innovación en las aulas. Y la innovación parece estar íntimamente ligada con las nuevas tecnologías.
Durante los últimos 10 años se ha estado introduciendo nuevas tecnologías en las aulas. Actualmente están al alcance de casi todos los centros educativos. Algunos de estos centros las introducen en sus estrategias educativas de una manera más notable. Algunos titulares también corroboran este hecho:“Más de 47.000 alumnos de la provincia (Málaga) contarán con un portátil el próximo curso".
"Educación llevará a 50 colegios más el modelo de centro inteligente" (hablamos un poco más en esta entrada”.
“A la escuela con la tableta. Los centros educativos estadounidenses empiezan a implantar estos dispositivos en las clases". “Según el Ministerio de Educación español, el programa Escuela 2.0 ha distribuido en los dos últimos cursos 601.500 miniportátiles”.
Estos cambios tecnológicos afectan en el modo de dar las clases al profesor. Pero la duda es, ¿Han significado un cambio a mejor en el proceso de enseñanza-aprendizaje?
Creemos que las nuevas tecnologías, sin duda son una herramienta muy valiosa para la enseñanza del docente y el aprendizaje del alumno, pero por mucha tecnología que haya si el profesor no interviene en ese cambio, no se dará. Gran parte del cambio depende de lo que ellos piensen y hagan, que a su vez depende de los factores personales de cada cual.
Algunos expertos aseguran que utilizar estas tecnologías supone formar un alumno autónomo, capaz de resolver problemas, que es lo que vamos a tener que hacer en un futuro laboral. ¿Queremos que los alumnos se formen mediante nuevas tecnologías porque el mundo empresarial lo requiere? ¿Es el objetivo de la enseñanza el mundo laboral?.
El Ministro de Educación Ángel Gabilondo habla sobre las cuestiones planteadas: “Ha habido una misión pragmática de la educación, como si los estudios tuvieran como única finalidad el adestramiento profesional, es decir, hacer dóciles empleados”. “Tenemos que dar una formación integral para hacer extraordinarios ciudadanos”. “Hay que librarnos de una idea pragmatista de la educación y vincularla también a conocimientos básicos, a ciencia básica, porque sin ciencia básica no hay ciencia aplicada”. “Si la educación no tiene que ver con la formación integral de uno mismo y con la vinculación a una comunidad y su transformación a un país, es decir, si no tiene que ver con el cuidado y cultivo de uno mismo y el cuidado y cultivo de la sociedad no tengo ni idea de que otra cosa puede ser.” “La formación integral es la mejor garantía de empleabilidad”.
De modo que, cambiar tecnológicamente es bastante fácil, según la escala de Fullan, pero ¿Cambiar la estrategia docente, es fácil?La innovación tendrá sentido cuando el docente sepa darle utilidad a las mejoras tecnológicas, aplicándolas a los conocimientos que vaya adquiriendo con su continua formación. De poco sirve mejorar por fuera y seguir enseñando igual que hace 20 años.
Por otro lado pensamos, que la implatanción de nuevas tecnologías en el sistema educativo es positivo, pero no debe significar que se dejen de utilizar los libros. Como sabemos los libros son manuales que han tenido, tienen y tendrán un valor muy simbólico en el aprendizaje.
La idea que queremos transmitir es que la tecnología no se convierta en un producto de consumo (si no se ha convertido ya) y sepamos darle un uso correcto, lo que se traduciría en una mejora en la forma de enseñar del docente, que no es sino una transformación positiva del proceso enseñanza-aprendizaje, lo que significaría formar alumnos psíquica, física y socialmente más competentes, es decir, estaremos innovando.
Para finalizar, os mostramos dos vídeos que ayudan a reflexionar sobre este tema:
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