diumenge, 9 de gener del 2011

Buscando ser un profesor honesto

Por Pablo Moreno Pachón,
estudiante de Diseño curricular de la EF

En este post voy a realizar una reflexión sobre la película Entre les murs (traducida en la adaptación española “La clase”), dirigida por Laurent Cantet en 2008 (ver ficha de la película), adaptación del libro Entre les murs de François Bégaudeau (Éditions Verticales, 2006), y galardonada con la “Palma de Oro” en la edición 2008 del prestigioso Festival de Cannes.

Nos encontramos ante una película, con un realismo tal, que parece, por momentos, un documental. Cualquiera de las situaciones que se presentan podría ocurrir en cualquier aula de colegio o instituto, y se ve alejada de la falsedad y, en ocasiones, surrealismo escolar caracterizado en series de televisión y otros.


El protagonista de la cinta, François Bégaudeau, es autor del libro en el que se basa la película, es periodista y… sí, François es profesor de Enseñanza Media en Francia. En consecuencia, la película que se nos presenta está basada en la opinión de alguien que sabe de lo que habla, ejerce la profesión de escritor, y acumula cierta experiencia a sus espaldas como docente.

Toda la acción tiene lugar en un difícil instituto parisino, situado en un no menos complicado barrio, en el que el profesor de francés, y tutor de grupo Fraçois Marin (François Bégaudeau) con 4 años de experiencia a sus espaldas, afronta un nuevo curso.

En la cinta, los alumnos tienen de 14 a 15 años, provenientes la mayoría de barrios conflictivos parisinos, siendo los alumnos de familias de clase media-alta presentes en poco porcentaje. Los alumnos presentan características propias de la situación de diversidad en Francia, un país con una tasa de inmigración de 1.52 inmigrantes/1,000 habitantes (2007 est.), hecho que hace que convivan habitantes en el mismo lugar con diversidad de nacionalidades, existiendo importantes diferencias entre ellos en términos de idioma y religión, reflejando por ello que en el film convivan en la misma aula alumnos magrebíes, chinos, portugueses… que reflejan diferentes creencias y costumbres.

El conjunto de profesores deberá saber actuar y saber cómo adaptar las clases a los alumnos para asegurar el funcionamiento de sus respectivas asignaturas.

La metodología del Sr. Marin busca la implicación del alumno y dar sentido al aprendizaje mediante preguntas y situaciones que les lleven a resolver problemas; el mando directo lo utiliza para realizar ejercicios en clase como leer en alto o mandar tareas. También utiliza las reuniones personales con los padres de los alumnos, y resolución de problemas mediante debates, y en última instancia, charlas individuales con sentido.

La actitud, el entusiasmo y las ganas de enseñar del profesor Marin son enormes, pero a lo largo del curso tiene, al igual que muchos de sus compañeros, grandes problemas para poder realizar las clases. Los alumnos son muy desobedientes, cuestionan aspectos absurdos de la clase impidiendo su funcionamiento fluido, insultan, faltan el respeto gravemente a los compañeros y al mismo profesor… un espectáculo que se reproduce día tras día y que tiene su punto álgido el día en que Souleymane, un alumno muy conflictivo de la clase del Sr. Marín (del que también es tutor) falta al respeto de manera explícita al mismo Sr. Marín y a sus compañeros por enésima vez, lo que le conduce a presentar a Souleymane ante el director, el cual ante la reincidencia repetitiva del alumno, toma la decisión de convocar una reunión del consejo disciplinario, que conduce a la expulsión final de Souleymane del centro.

El profesor Marin no puede evitar sentirse frustrado por la situación del chico, y nos transmite la idea de que todo profesor o entidad escolar podría hacer mucho más, pero prefieren quitarse el estorbo como medida más práctica.

El curso llega a su fin, los alumnos poco o mucho han aprendido, pero los problemas y las carencias de la enseñanza descansarán durante el verano para volverse a instalar otra vez durante 9 meses en las aulas. Este último comentario queda reflejado claramente en el fotograma del aula vacía y todos, alumnos y profesores jugando fuera en el patio.

Todo ello me lleva a pensar en la concepción del profesor como un educador en el proceso enseñanza-aprendizaje, y como una eminencia en paciencia, autocontrol, y capacidad de actuación.

Para terminar un extracto de una entrevista a François Bégaudeau (2009), que sinceramente me parece una reflexión espectacular:

"Enseñar no funciona nunca porque finalmente en la vida aprendemos solos. El profesor será feliz cuando renuncie a enseñar e intente simplemente dar a los alumnos un marco que les permita reflexionar, hacer trabajar sus ojos, sus orejas, su cerebro, y por qué no su cuerpo, su creatividad. Todos los países, o casi, atraviesan una crisis de la enseñanza porque rechazamos entrar en esta lógica. Puede ser utópico, y sin embargo es tan simple."

2 comentaris:

José Manuel Benavente ha dit...

Me parece que Pablo ha redactado de forma magistral lo que ocurre en la película, y lo que el autor de la misma viene a querer decirnos. Por casualidad, vi esta pelicula hace escasos días, y tengo que decir que a mi me llamó mucho la atención al relacionarla con nuestra asignatura de Diseño Curricular. Para completar un poco los comentarios de Pablo, me gustaría añadir que me llamó mucho la atención las contínuas reuniones entre profesores para hablar en grupo de los alumnos, e incluso para poner las notas. En la película se refleja cómo según el caracter del profesor, domina en mayor o menor medida el comportamiento de sus alumnos, llegando a presentar casos de estrés total en alguno de ellos que tiran la toalla ante la frustración de no consegur el control del aula. Creo que esto es algo que ocurre más de lo que creemos en nuestras aulas. Encontramos profesores sin ilusión, con desgana, que no creen poder superar las adversidades, que ya no diseñan sus clases para adaptarlas a sus nuevos alumnos, deprimidos... y esto es una de las causas de que nuestra educación no mejore y nos estanquemos, o incluso retrocedamos en lugar de avanzar.

Otra cosa que me llamó la atención de estas reuniones de profesores es cómo evalúan la adquisición de los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales, ya que se tienen que poner deacuerdo entre profesores para que el director escriba una felicitación en las notas. El dilema llega cuando les es realmente complicado llegar a un acuerdo puesto que los mismos alumnos se comportan de forma diferente ante distintos profesores, y evidentemente, no adquieren los mismos conocimientos de todas las materias.
También comentar que me sorprende mucho la cercanía que tiene el profesor Marin con los alumnos, ya que no duda en hablar con ellos para lo bueno y para lo malo, acudiendo incluso a reprocharles directamente que acudan a la jefa de estudios a comentarle lo que él dice en clase.

Por último comentar que es llamativo ver como hay dos delegadas de clase (teniendo en cuenta que tienen 14-15 años) presentes durante las reuniones de profesores en las que se ponen las notas. Creo que es interesante esta representación de los alumnos desde edades tempranas, y es algo que no existe hoy en día en España, o si existe, se realiza en pocos colegios e institutos.

José Manuel Benavente Cortés

Ànima ha dit...

Jo vaig veure la peli gràcies a la recomanació del post, i em va encantar. Així i tot he de reconéixer que em deixà un poc deprimida. Malgrat la seua bona voluntat, la ràbia i la impotència de que fa gala el professor al clímax de la pel·lícula em feu sentir incómoda.

A banda d'això, la raó per la que em va agradar moltíssim Entre les Murs és que no pretén ser una historieta, que no es dedica a resaltar problemes exagerats i tòpics, puntejats amb gràcies impossiblement redones i oportunes i amb un final. En contra d'això és una seguida de situacions cuotidianes però problemàtiques mostrades a propòsit de les que se'n van desprenent emocions complexes que no tenen perquè entendre tots igual. En resum, aquesta és la part que sembla art del cine.