dijous, 13 de gener del 2011

Sueño de futuro: Jugador de Fútbol

Por Víctor Bisbal y Manuel Olmeda,
estudiantes de Diseño curricular de la EF

Viendo el torneo alevín que recientemente se ha disputado en Tenerife nos paramos a pensar más detenidamente en esos niños que estos días han jugado repletos de ilusión, ganas y quienes dejan volar su imaginación cuando piensan que algún día llegarán a ser grandes jugadores de primera división y por qué no, de la selección española. Escuchas a comentaristas y demás eruditos de la "redonda" decir que ese es el fútbol en estado puro, ese que se juega por mera diversión, como el jugado en patios de colegios y calles, libre de la comercialización que hoy en día devora todo lo que toca pero, ¿ciertamente estos niños juegan por mera diversión?, ¿o ya se les ha inculcado la idea de ganar por todos los medios y de que lo importante es el resultado final?

Se habla de que grandes jugadores actuales participaron en este mismo torneo en ediciones anteriores y que ya eran la viva imagen de lo que son hoy: ``el chaval apuntaba maneras´´. Pero, ¿por qué otros también los disputaron y en cambio el destino no les ha deparado la misma suerte?. La respuesta es sencilla: demasiados. Se ensalza la figura de aquéllos que han conseguido llegar, siendo ellos los recordados, alabándose su tenacidad: "Yo ya le vi jugar un torneo con 11 años, el fútbol es una carrera de fondo"; por el contrario, para quienes se apartaron del camino o se quedaron a mitad del mismo, casi nunca nadie les recuerda, se quedan en el anonimato. De aquí se extrae el peligro que conllevan estas competiciones tempranas, ese arma de doble filo que puede catapultar a una persona y motivarla, hacer que crezca y que mejore, o por el contario hundirla, puesto que la presión que han de sustentar sus pequeños hombros es demoledora.

Para Seirul·lo (1995) "un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de sus aptitudes motrices y psicomotrices, en relación con los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad". Aplicando la afirmación de Seirul·lo a este campeonato de fútbol se podría decir que lo practicado en ese torneo es educativo porque, como hemos dicho antes, a estas edades todavía guardan parte de inocencia, y se podría decir que juegan por pura diversión. Pero cuando en la educación entra la palabra COMPETICIÓN la cosa cambia, y el deporte practicado pasa de ser educativo para ser una práctica, en nuestra opinión, no demasiado favorecedora. Vivo ejemplo de ello son las rabietas y llantos incontrolables que sufren los derrotados, nada puede consolarlos y piensan que el mundo se ha parado para ellos. Y volvemos al arma de doble filo: en estos momentos es cuando el entrenador debe ser más un educador y ver que en esos momentos debe consolarlos, y saber qué valores tiene la propia competición más allá del resultado, como pueden ser, por ejemplo, haber aprendido a respetar al compañero o al rival.

Nos gustaría comparar la propuesta de competición que plantea este torneo de fútbol con la propuesta llevada a cabo por el COI en la 1ª Olimpiada de la Juventud celebrada en Singapur este pasado mes de agosto. El COI buscó promover valores como el compañerismo, la cooperación, la amistad… para ello, uno de los recursos utilizados fue el de realizar relevos mixtos y por continentes, buscando una mezcla entre sexos y países con el fin de promover el mestizaje, tan presente en esta sociedad.

A modo de conclusión, nos gustaría hacer ver con estos dos ejemplos, que son diametralmente opuestos, que hay innumerables maneras de promover el deporte infantil y que impregnar prematuramente el deporte con tantísima competitividad puede que no sea la medida más idónea para el desarrollo integral de estos niños, este pensamiento es compartido por Cruz (1997) cuando afirma que la situación del deporte infantil merece una reflexión crítica, pues ciertos valores educativos de dicha práctica han entrado en crisis en algunas competiciones, debido a la emulación con el deporte profesional.

Referencias bibliográficas:

Cruz, J. (1997). Psicología del deporte. Madrid: Síntesis.

Seirul·lo, F. (1995). Valores educativos del deporte. En D. Blázquez (1995): La iniciación deportiva y el deporte escolar. Barcelona: INDE.

7 comentaris:

Unknown ha dit...

Pel que fa a aquest post, el relacione un poc amb el de Paula que també preguntava qui té la culpa de que sols es pense en competir i que no es tinguen en compte els valors inicials que deu tenir l’activitat física.
Al igual que allí, jo pense que es el entrenador el que deu de transmitir aquests valors als seus xiquets, i encara que juguen el torneig de futbol7 i que vagen les televisions a grabar-los no tenen de deixar de ser uns xiquets que disfruten de passar-ho bé jugant a futbol i gaudir per participar en el torneig contra altres grans equips amb els seus companys i amics. Es evident, que sempre que es participa en una competició agrada guanyar però sempre sense cap tipus de mala intenció i sentint-se afortunats sols per participar. Si després perden també es normal que al principi no els faja gràcia però al final tots guarden un bon record de l’experiència viscuda. El entrenador es el que té que fer que els xiquets estiguen contents de participar i de que disfruten d’això encara que perguen.

D’altra banda, el recurs del COI utilitzat en aquesta olimpiada de la joventut em pareix molt bó per a transmetre aquests valors que volen ensenyar als xiquets, mesclant a tots els xiquets i fent carreres per a promoure el companeyisme, la cooperació, la igualtat, etc.

Encara que no té perquè comparar-se una cosa amb l’altra perque des del meu punt de vista en poden transmetre aquests valors tant el el torneig del futbol7 com en les olimpiades, sols hi ha que saber transmetre’ls per a que els xiquets els aprenguen i mai els obliden.

Emilio Calvet Olmedo

Rafa Monzo Garcia ha dit...

Complicado tema el que han elegido los compañeros.
Mis felicitaciones por el tema seleccionado ya que es un tema de rabiosa actualidad.
Primero que nada, mi opinion es que el trabajo mas importante es el del entrenador y los padres.

El entrenador actua como entrenador de futbol propiamente dicho pero tambien ocupa un papel de motivador, de amigo y en muchisimas ocasiones de figura paterna al que los jugadores ( en este caso los niños) quieren agradar y que este contento con ellos.

Los padres pueden convertirse en un gran apoyo si el chaval se siente respaldado por ellos o por el contrario si las cosas no salen bien pasaran a ser un lastre que puede desencadenar en el abandono del deporte.

Asi que no es cuestion de que todos lleguen a ser estrellas mundiales y conocidas( ya que esto depende de muchisimos factores aleatorios), lo importante esque mientras dure la practica de este deporte o actividad los efectos sean positivos para el niño.

Por otro lado, cada niño es un mundo, habran algunos que simplementen jueguen por pasarselo bien y otros que jueguen con mas intensidad que jugadores de primera,eso es algo innato,que no se puede inculcar ni obligar a ello,asi que a cada uno le afectara de una manera las victorias o derrotas.

La propuesta del COI es muy interesante por los valores que fomenta,si de verdad se consigue que los participantes se involucren y tengan interes seria todo un exito,pero no nos olvidemos que la intensidad de la actividad no es la misma y la actitud de los participantes tampoco sera la misma,asi que a modo de conclusion podriamos decir que los torneos de futbol tienen implicitos unos valores que en general se manifestaran de forma individual y en la propuesta del COI el aspecto colectivo sera el que tenga el mayor protagonismo.

Rafa Monzo Garcia

jose ha dit...

Hola!
Me parece muy acertado el tema escogido.

Estoy de acuerdo con vosotros en que el deporte de competición en edades tan tempranas es un arma de doble filo. Lo realmente triste es que en estas edades se valore más el resultado en sí que la propia formación y conocimiento del deporte.

Cuando se forma parte de un club deportivo “de elite “a esa edad yo creo que se pierde el componente lúdico como base y se premian más los valores competitivos. Creo que cuando se es niño, para practicar un deporte, es suficiente con una escuela deportiva municipal ya que seguramente los valores que promuevan son más adecuados que los puramente competitivos de los “grandes” clubes. Con esto no quiero decir que esté en contra de los clubes deportivos grandes, pero si que difiero en la manera de entender el deporte en estas edades.

Me parece que tiene razón mi compañero Rafa cuando dice que el papel principal en la labor de educar a los niños son tanto los padres como el entrenador, éste es quien más tiene que implicarse en la tarea de promover los valores adecuados del deporte en cuestión.

Por otra parte, me parece una gran propuesta la realizada por el CIO ya que ayuda a promover unos valores colectivos del deporte muy positivos para los jóvenes.

En conclusión, el deporte es un buen medio mediante el cual se transmiten valores pero la dificultad se encuentra en la correcta elección y desarrollo de éstos.

Néstor ha dit...

Yo también estoy de acuerdo con la idea que transmite este artículo. Yo mismo, y supongo que muchos de nosotros, hemos vivido en nuestras propias carnes el peligro que supone la competición en una edad tan temprana. Peligro del que por aquel entonces no eres consciente, y es ahí donde aparece el problema: depender de otros agentes.

Sin duda padres y entrenadores son la pieza clave en todo este rompecabezas, y ojala todos se dieran cuenta de la importancia que tiene exluir la idea de priorizar ese "ganar por ganar" tan competitivo en los niños.

El caso es que no lo hacen. Yo estoy metido en todo este mundo, ya que entreno niños que luego compiten, y creo que el problema está empezando a ser peor de lo que debería ya que hay demasiada falta de competencia por parte de padres y entrenadores. Esperemos que todos los que salimos de esta carrera pongamos las cosas en su sitio y demostremos la verdadera esencia del deporte y la enseñanza, sobre todo los que se dediquen al alto rendimiento.

Un saludo y felicidades a los autores del artículo, me parece genial tanto en su forma como en su mensaje.

Unknown ha dit...

Me parece un tema perfecto el escogido por mis compañeros, ya que se trata de un tema muy presente en la sociedad: el profesionalismo del fútbol base.

Se está cometiendo un gran error con el deporte infantil, ya que los objetivos educativos y socializadores que deberían predominar se han visto sustituidos por valores asociados a la competición y el rendimiento. En estos momentos, para los niñios solo vale ganar, por encima de cualquier otro objetivo y este acontecimiento es muy triste.

Actualmente, soy entrenador de fútbol base en una de las escuelas fuertes de Valencia y puedo observar este cambio de objetivos a diario, es decir, nuestras metas con los niños ya no son una buena educación con valores de cooperación, solidaridad, compañerismo...sino que se nos exigen resultados, con niños de 11 años...INCREIBLE!!

Y encima si no ganas, eres un mal entrenador, olvidando otros objetivos más importantes.

En las estructuras de clubes más grandes, podemos encontrar hoy en día, equipos de élite, con el objetivo del rendimiento y equipos sociales, con objetivos educativos, de formación y a la fin, metas más fundamentales para un niño.

JORGE ALARCÓN RODRIGO

Gabi Baca ha dit...

Este articulo me ha interesado mucho porque yo, personalmente, estoy entrenando a niños que juegan a futbol en la élite de la comunidad valenciana.
Con respecto a la primera pregunta que se formula en el artículo de si los niños les obligan a ganar. Yo opino que equipos como el Valencia, Sevilla, Sporting etc.. no les obligan los entrenadores ni el club a ganar. Mientras que en el Real MAdrid o Barça si que les obligan, en cierto modo, a conseguir resultados y hacer un buen papel en esos toneos. Con respecto a los otros equipos, se fijan la meta de conseguir superar lo que hizo el club en años anteriores, aunque sabiendo como son los niños, todos quieren ganar y cuando no lo consiguen vienen los lloros y lamentaciones que vemos en estos torneos.
Discrepo con los autores cuando dicen que los entrenadores deben consolar a los niños y que no lloren... El entrenador debería ser un educador desde el primer dia que le presentan a los niños y dejarles claro que él va a intentar aportarles unos valores que se dan en el deporte e intentar que adquieran unas habilidades técnicas tácticas diferentes a las que le van a plantear otros entrenadores. Dejándoles claro que la competción es un mero trámite en ese proceso de enseñanza- aprendizaje entre los 2 campos.
Con lo comentado en el artículo acerca de Singapur, debríamos promover las prácticas por mera diversión como ésta y así el deporte se convertiría en algo más que competir, competir y competir. Así habría menos abandono y la gente disfrutaría haciendo actividad física.

Elena ha dit...

Comparto la opinión de mis compañeros. Pienso que el fútbol en edades tempranas no se plantea adecuadamente. Muchos padres creen que sus hijos pueden ser profesionales y descargan en ellos sus frustraciones. Ya de niños se les exige un nivel técnico-táctico inalcanzable para su psicomotricidad. Además las instalaciones y equipamientos que utilizan no están adaptados a su físico (porterías grandes, balones duros, terreno de juego demasiado amplio…). Las dimensiones del campo y la cantidad de jugadores hacen que la participación en el juego sea mínima, ¿Cuántas veces puede tocar un niño el balón?

Por no hablar de la competición; como bien han comentado mis compañeros en el texto divide a los niños en vencedores y vencidos. El fin justifica los medios: los entrenadores dan más importancia al resultado final que al proceso. Se tiende a aplaudir a los delanteros o jugadores que meten goles, mientras que los defensores quedan siempre en un segundo plano.
Por eso pienso que se deberían tomar una serie de medidas; como eliminar los campeonatos en categorías de base, pues crean discriminación hacia los perdedores y fomentan valores poco adecuados para un niño como la competitividad, la ambición y el egoísmo (valores que le vienen muy bien al sistema capitalista). En caso de jugar partidos en estas edades deberían tener un carácter amistoso. Los equipos tendrían que ser de pocos jugadores para asegurar la participación de todos (se pueden ir cambiando el rol durante el partido). Se deberían puntuar otros aspectos aparte del gol; por ejemplo, un gol vale dos puntos cuando todos los jugadores han participado en la jugada. O favorecer con un punto al equipo que no haya cometido ninguna falta.

Otra medida podría ser ir cambiando el rol de los jugadores para que no haya diferencias de protagonismo entre ellos. Los entrenadores, además, deberían valorar siempre el progreso, el compañerismo y la diversión sobre el rendimiento. A la hora de corregir aspectos técnicos (aunque su importancia es mínima) hay que recurrir al refuerzo positivo. En resumen, hay que romper con los planteamientos tradicionales e innovar.