Por Laura y Victoria Contelles Benlloch,
estudiantes de Diseño Curricular de la EF
estudiantes de Diseño Curricular de la EF
Actualmente, la diversidad de alumnos que nos encontramos en las aulas, es muy amplia. Hay inmigrantes, autóctonos, listos, torpes, pobres, ricos, gordos, flacos, con necesidades especiales…etc. El claro error de la escuela tradicional es ser homogeneizadora, por ello, debe continuamente abrirse paso, ante las incertidumbres que ocasiona la infinita diversidad de su alumnado.
Cuando surge el término diversidad, se está reconociendo la identidad de cada persona, pero una vez se establece un prototipo, todas las variaciones respecto al mismo pasan a ser deficiencias. Según Santos (2006), “Una gallina es una gallina. Y no es un águila deforme”. Por tanto, si no puede recorrer la misma distancia de vuelo que un águila, no significa que sea un fracaso. “¿Sería razonable y ético que se le castigase por su maldita diferencia?” Aunque este hecho parezca bastante obvio, en las aulas no siempre se tiene en cuenta que no todos los alumnos son iguales.
En la escuela, frecuentemente se establecen unos objetivos -iguales para todos- que no tienen en cuenta la diversidad del alumnado. Con ello se crea un alumno modelo, el cual está capacitado para superar sobresalientemente esos objetivos, cualquier otro alumno que no logre alguno de esos objetivos es considerado un alumno defectuoso. Por ejemplo, una niña, sería un niño defectuoso porque llora y es más débil, un niño gordo, sería defectuoso porque no puede realizar los test prácticos de Educación Física con la misma eficacia que el niño modelo, un niño rebelde, sería defectuoso porque no se adapta a las normas de la clase, es decir, los alumnos se encuentran con que han de adaptarse a la escuela y no es la escuela la que se adapta a ellos.
Según Santos (2006), “hay que caminar hacia una escuela inclusiva”, la escuela acoge problemáticas muy diversas, no sólo debidas a las diferencias infinitas individuales sino a las diferencias grupales. “Las diferencias de las personas pueden ser entendidas y vividas como una riqueza o como una carga. Si esas diferencias se respetan y se comparten son un tesoro; si se utilizan para discriminar, excluir y dominar se convierten en una lacra.”
Para que haya educación todo alumno debe poder crecer y desarrollarse al máximo de sus posibilidades. Si exigimos las mismas cosas a personas que de entrada son desiguales, no estamos haciendo otra cosa que implantar la injusticia. Según Bourdieu (1966) citado en Santos (2006), “la indiferencia hacia las diferencias transforma las desigualdades iniciales en desigualdades de aprendizaje”.
Para que realmente la escuela asuma esa diversidad, debe de hacerlo en todos sus niveles, desde el más general (desarrollo a nivel político) hasta el más específico (los alumnos). Según Tuñas (2008) “Si somos capaces a nivel educativo de solucionar y ver la diversidad como una cuestión real y positiva y que podemos aprovechar, ganaremos en todos los niveles de la sociedad”. Así pues, para que sea posible esta atención a la diversidad, se deberán de producir cambios a nivel de concepción de los alumnos y sus diferencias por parte de la escuela, y se deberá dotar a los centros de recursos suficientes para atender estas diferencias.
En nuestra opinión, tenemos que hacer que los alumnos sean conscientes de la diversidad, que se den cuenta de que son diferentes de unos y de otros y, que no son más o menos que los demás por ser como son. A continuación, os dejamos con un pequeño diálogo entre el elefante y la hormiga acomplejada, mencionado en Santos (2006) que nos parece muy significativo para el tema que estamos tratando:
- ¿Cuántos años tienes elefante?, pregunta la hormiga.
- Yo tres. ¿Y tú?
- Yo también tengo tres, pero es que he estado malita.
Cuando surge el término diversidad, se está reconociendo la identidad de cada persona, pero una vez se establece un prototipo, todas las variaciones respecto al mismo pasan a ser deficiencias. Según Santos (2006), “Una gallina es una gallina. Y no es un águila deforme”. Por tanto, si no puede recorrer la misma distancia de vuelo que un águila, no significa que sea un fracaso. “¿Sería razonable y ético que se le castigase por su maldita diferencia?” Aunque este hecho parezca bastante obvio, en las aulas no siempre se tiene en cuenta que no todos los alumnos son iguales.
En la escuela, frecuentemente se establecen unos objetivos -iguales para todos- que no tienen en cuenta la diversidad del alumnado. Con ello se crea un alumno modelo, el cual está capacitado para superar sobresalientemente esos objetivos, cualquier otro alumno que no logre alguno de esos objetivos es considerado un alumno defectuoso. Por ejemplo, una niña, sería un niño defectuoso porque llora y es más débil, un niño gordo, sería defectuoso porque no puede realizar los test prácticos de Educación Física con la misma eficacia que el niño modelo, un niño rebelde, sería defectuoso porque no se adapta a las normas de la clase, es decir, los alumnos se encuentran con que han de adaptarse a la escuela y no es la escuela la que se adapta a ellos.
Según Santos (2006), “hay que caminar hacia una escuela inclusiva”, la escuela acoge problemáticas muy diversas, no sólo debidas a las diferencias infinitas individuales sino a las diferencias grupales. “Las diferencias de las personas pueden ser entendidas y vividas como una riqueza o como una carga. Si esas diferencias se respetan y se comparten son un tesoro; si se utilizan para discriminar, excluir y dominar se convierten en una lacra.”
Para que haya educación todo alumno debe poder crecer y desarrollarse al máximo de sus posibilidades. Si exigimos las mismas cosas a personas que de entrada son desiguales, no estamos haciendo otra cosa que implantar la injusticia. Según Bourdieu (1966) citado en Santos (2006), “la indiferencia hacia las diferencias transforma las desigualdades iniciales en desigualdades de aprendizaje”.
Para que realmente la escuela asuma esa diversidad, debe de hacerlo en todos sus niveles, desde el más general (desarrollo a nivel político) hasta el más específico (los alumnos). Según Tuñas (2008) “Si somos capaces a nivel educativo de solucionar y ver la diversidad como una cuestión real y positiva y que podemos aprovechar, ganaremos en todos los niveles de la sociedad”. Así pues, para que sea posible esta atención a la diversidad, se deberán de producir cambios a nivel de concepción de los alumnos y sus diferencias por parte de la escuela, y se deberá dotar a los centros de recursos suficientes para atender estas diferencias.
En nuestra opinión, tenemos que hacer que los alumnos sean conscientes de la diversidad, que se den cuenta de que son diferentes de unos y de otros y, que no son más o menos que los demás por ser como son. A continuación, os dejamos con un pequeño diálogo entre el elefante y la hormiga acomplejada, mencionado en Santos (2006) que nos parece muy significativo para el tema que estamos tratando:
- ¿Cuántos años tienes elefante?, pregunta la hormiga.
- Yo tres. ¿Y tú?
- Yo también tengo tres, pero es que he estado malita.
Referencias:
Santos, M. A. (2006) La gallina no es un águila fallida. Extraído el día 20 de diciembre de 2010 desde El Adarve (blog de M. A. Santos)
Tuñas, J. (2008) La diversidad en el aula: Nuevos retos para la Educación. Extraído el día 22 de diciembre de 2010 desde Educaweb.
7 comentaris:
En primer lloc, m’agradaria agrair a les autores, Laura Contelles i Victora Contelles, de que hagen compartit aquest “spot” amb tots nosaltres.
En primer lloc voldria agrair la felicitat que he sentit de llegir aquet idíl•lic test. M’agrada que hi hagen persones que tinguen les bones intensions de la perspectiva de l’educació que plantegen aquestes dos germanes. Jo en canvi sóc prou negativa respecte al futur del sistema educatiu.
Com ja he fet referència en altres comentaris al sistema polític (capitalisme) en el que ens trobem, dubte molt de que les esperances de Laura i Victoria es duguen a terme. Si s’ha realitzat una implantació de Globalització mundial poc a poc per a fer a les persones cada vegada més “borregues” no és cap casualitat, i per tant, la intensió aquesta de mantindre a la massa controlada (creant ments adormides) no crec que de cop i volta canvien a un sistema educatiu que ens porte a despertar i criticar totes les mentides en les que de forma intencionada ens fan viure els que governen el món.
Així que sempre amb una certa esperança de que algun dia ens revelarem contra aquest sistema inhumà, gràcies a persones com vosaltres que feu créixer l’esperança, una gran felicitació a les dos.
En primer lugar me gustará felicitar a Victoria y a Laura por el post.
Estoy completamente de acuerdo con ellas cuando dicen que la escuela es homogeneizadora, y que es un error en cuanto a la diversidad.
Como ejemplo,me gustaría reflejarlo con la viñeta que colgó Pere de todos los animales que tenian que realizar la misma acción (subirse a un árbol) en la imagen veiamos animales de todo tipo: elefante, un pez, una foca, un mono..
Aquí no se atiende a la diversidad ya que no podemos establecer una misma finalidad para todos sin pararnos a ver cuales son las características de cada uno.
Y más allá de ellos que los propios alumnos, o si seguimos con el ejemplo de la viñeta, los propios animales deben de entender y darse cuenta de que cada uno tiene unas aptitudes y tienen que ser conscientes de ello.
Por tanto hay que cambiar conceptos como el que tiene la escuela de homogeneidad, y hacer creer a las personas que porque una persona tenga capacidades físicas distintas a otras no debe de ser apartado o menos valorado.
FERNANDO GARCÍA PASCUAL
Me parece un post muy interesante, enhorabuena Victoria y Laura!
Hoy en día es cierto que en los centros escolares encontramos una gran diversidad entre los alumnos, y porqué no también entre los profesores.
La escuela se limita a educar los alumnos con un mismo molde, es decir, solo se educa y se tiene en cuenta los intereses, pensamientos y características de la “masa”. Esto es un gran problema en mi opinión ya que de esta forma se tiende a potenciar las desigualdades y no se saca nada positivo.
Estoy con vosotras en lo referente a que tenemos que hacer que los alumnos entiendan que no todos son iguales para que sean conscientes de sus diferencias y que puedan aprender y convivir con ellas. Creo que desde la escuela (y desde el estado) se tiene que promover una enseñanza en valores basada en educar igual en aquello que somos iguales y diferente en aquello que somos diferentes.
Gracias a este post nos encontramos otra vez con una de las realidades más comunes en el ámbito de la educación física escolar, la desigualdad física entre alumnos, un problema que se va arrastrando desde hace tiempo.
Es evidente que no todos los alumnos poseen las mismas características físicas y motrices por lo que, como es lógico pensar, no se les puede pedir el mismo rendimiento a todos. Ahí es donde aparece la figura del profesor licenciado que teóricamente ha de ser capaz de adaptar cada sesión en función de las características del alumnado, pero nos encontramos con el problema de siempre (haciendo referencia al post de Domingo) de que el profesor no se preocupa de otra cosa que no tenga ya programada, por lo que aplica la sesión a todos por igual, sin individualizar.
Por este motivo encontramos alumnos/as en todas las sesiones de educación física que odian la materia precisamente porque no se sienten competitivos y su percepción del esfuerzo es negativo, lo que acaba desembocando en lesiones o enfermedades fingidas con la intención de mantenerse sentado a la sombra mientras los alumnos que se sienten más capaces disfrutan de la sesión. Gracias a esta situación también se desprestigia la asignatura, no ya porque no se considere importante, sino por verse como algo incómodo, que produce desánimo, desmotivación y un sentimiento de odio hacia la materia.
¿A caso no consideramos a la educación física como algo bonito, rico en valores y contenidos? y si es así, ¿por qué se actúa de esta manera tan discriminatoria?
Una vez más, felicitaros por el post que habéis colgado ya que, muestra una idea, un modelo de escolarización que, en la escuela, nunca nos han implantado y ahora, después, de algunos añitos de haber dejado el colegio, este tipo de post, te hace reflexionar sobre lo que SIEMPRE te han inculcado en la escuela y te preguntas “tantos años diciéndonos que todos somos iguales, que si Pepito puede hacerlo, tu, también…que nadie es más que otro, que todos poseemos las mismas posibilidades…”¿y, ahora qué? Nada de eso es cierto dentro de unos márgenes, como muy bien han reflejado ellas en este post.
Nadie es igual a nadie y cada uno de los alumnos, tiene sus defectos y sus virtudes totalmente diferentes a las de otro alumno. Cada persona es un mundo y eso, es lo que le hace especial a una persona, si todos fuéramos robots, si todos fuéramos iguales, no podríamos aprender nada de otras personas y esto, es lo que le tenemos que hacer ver a nuestros alumnos; no que todos somos iguales (que es lo bueno), no que todos somos diferentes(que es lo malo)…sino que, todos somos especiales y somos capaces de aportar nuestro granito de arena en diferentes ámbitos de la vida, y ahí, es donde tenemos que aprender unos de otros…de valorar lo que le hace grande a una persona, y aprender de él, esas cosas que nosotros no tenemos, pero que, en otras cosas, somos los mejores.
Por tanto, todas las personas somos diferentes y eso es lo BUENO de los alumnos, que, a lo mejor un “gordito” no es bueno en Educación Física, pero tal vez, tiene una fuerza de voluntad, una fuerza de superación, que le hace ser el mejor en Educación Física.
Y, ahora, os dejo una cuestión en el aire, que me pregunto varias veces: ¿A quién pondríais un 10 en vuestras clases de educación física, al típico niño que realiza todo a la perfección porque tiene buenas habilidades pero que, a causa de esto, no se esfuerza porque le es todo muy fácil, o, por el contrario, al típico niño gordito, que le cuesta pero que veis, que se esfuerza muchísimo, tiene una fuerza de voluntad enorme y ha progresado mucho en vuestras clases? ¿Quién se lo merece más?
Por último, destacar que en las diferencias de los demás, es donde entramos nosotros, los licenciados de Educación Física, y los que tenemos que valorar las “diferencias” de unos alumnos con otros, y no pedirles el mismo rendimiento a unos alumnos, que a otros, sino, ver la progresión que han ido adquiriendo a lo largo del curso.
Enhorabona per el post a Laura i Victoria perque esta molt bé.
Pense que es un tema que es pot relacionar amb la fotografía dels animals que tenen que pujar a l’arbre per a ser evaluats.
Es evident, que avui en dia hi ha molta diversitat en la gent i per aquest simple motiu no es pot evaluar a tots per igual ja que no som iguals en moltíssimes coses.
Però això deu ser bò per a la societat i que amb aquesta diversitat ens complementem els uns als altres i fem una vida més completa i millor. El que està passant és al contrari, que hi ha un prototip de cosa ben feta i tots deuen de fer-la així o per el contrari no está ben fet. Jo crec que no es forma d’evaluar a les persones perquè cadascú té les seues virtuts i les seues deficiències i son diferents a les dels altres.
Relacionant-ho un poc amb l’educació física, pense que al igual que passava amb la vinyeta del blog, no es pot evaluar de la mateixa manera a tots perquè una persona que porta tota la vida entrenant en atletisme no correrà mai igual que una persona que mai ha entrenat ni ha fet una carrera. Per aixó hi ha que valorar el esforç que realitzen ambdós persones, que evidentment serà diferent, i no per aixó el esforç d’un serà major que el del altre sino que serà diferent per el simple fet de tenir unes característiques diferents. Ni millor ni pitjor. Diferents.
Pel que fa a aquest canvi que pareix necessari en el sistema educatiu, pense que es difícil que canvie el que hi ha actualment encara que es podria tenir més en compte aquesta diversitat de la gent, que es cansen a defendre però quan toca evaluar ningú s’arrecorda de ella. Els ès més còmode utilitzar els mètodes tradicionals i ahorrar temps i feina.
Emilio Calvet Olmedo
Me gustaría contestar este post, empleando como bibliografía específica el libro que nos estamos leyendo o hemos leído en esta asignatura, Educar en tiempos inciertos, de M. Fernández Enguita, más concretamente el Cápitulo V, Educación y justicia social.
En mi opinión este tema afecta a la educación en general y a la educación física en particular, ya que, en esta no solo nos encontramos con unas capacidades intelectuales sino además con unas capacidades físicas que van a condicionar a los alumnos en mayor o menor medida, pero donde una cosa estará clara, y es que no todos salen desde la misma posición. Una de las primeras frases que podemos encontrarnos es la siguiente: “la educación debería ser una manifestación y un instrumento de la igualdad social. Manifestación de la igualdad por ser ella misma distribuida de manera igual, e instrumento para su consecución por ser considerada uno de los principales determinantes de oportunidades sociales y, sobre todo, económicas de las personas.”
Fernández Enguita, plantea que ha habido, en el pasado, y que hay, en el presente, una serie de desigualdades de clases, desigualdades de género y desigualdades étnicas o culturales. Obviamente, son diferencias que nos encontraremos en el día a día en un aula de educación física, por otro lado encontramos actualmente hay una mayor sensibilidad con respecto a las desigualdades étnicas, ya que con respecto a las de género y las de clases, a pesar de que aun están presentes, se han conseguido grandes avances al respecto, pero cada vez más encontramos alumnos de otras culturas incluidos dentro de nuestras aulas, y esto naturalmente nos afectará como docentes a la hora de dar clase.
Con esto pretendo reflejar que en la actualidad, además de las diferencias que siempre han existido pero en muchos casos se han ignorado (fundamentalmente a través de los mismos contenidos, objetivos y sistemas de evaluación para todos) se le han añadido y se le añaden nuevos retos que provienen desde fuera, desde una sociedad multicultural y cambiante, que va a exigir, quizás, retos excesivos o muy complicados a un grupo de docentes que en ocasiones ya tiene el agua al cuello con las simples y complejas diferencias que se aprecian a nivel de capacidades y aptitudes físicas y psicológicas, desarrollo corporal, etc.
Como punto interesante, comentar que saliéndonos de los rangos de “la normalidad”, Fernández Enguita, plantea las desigualdades naturales de cierta relevancia dentro de las cuales podemos encontrar los términos de “discapacidades” y “capacidades extraordinarias”. “Respecto a las primeras se plantéale problema de quienes, en circunstancias iguales, no podrían conseguir los mismos resultados, quizá ni los básicas, ni con el mayor esfuerzo: aquellas personas con las que, por decirlo de algún modo, la propia naturaleza fue injusta.[…]habrá que multiplicar los recursos para aquellos que, abandonados a su suerte, no podrán realizar el mismo esfuerzo o no podrían hacerlo con los mismos resultados.” y con respecto a los segundos “por otra parte, los poseedores de capacidades extraordinarias[…]carecen de mérito alguno por su capacidad extraordinaria[…] y si la escuela ha de ser el lugar donde comiencen a revelarse y cultivarse esas capacidades extraordinarias, habrá de haber en ella un lugar importante para la excelencia”.
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