Per Jorge Martínez Bayona.
estudiant de Metodologia de l'Ensenyança de l'AF i l'Esport
Para introducir el autoconcepto, así como la autoestima como factores a detallar en el siguiente texto, es necesario conocer primero la atribución causal.
La teoría de la atribución causal mantiene que aquellos resultados relativos a logros académicos provocan la aparición de un conjunto de cogniciones que generan estos logros, y estas finalizan concretándose en una adscripción causal de resultado. Por decirlo de otro modo, las características de las causas que nosotros percibimos crean todo un seguido de consecuencias psicológicas (autoestima, expectativas y experiencia emocional) que justificaran de algún modo las acciones y conductas futuras del sujeto. En particular, si la atribución resulta poco adecuada, las futuras consecuencias psicológicas y conductuales son perjudiciales, dificultando así el logro futuro, mientras que si son adecuadas garantizarán el éxito.
Bernard Weiner formuló cuatro causas principales del logro (capacidad, esfuerzo, tarea y suerte). Las aportaciones de otras numerosas investigaciones, evidencian la mayor complejidad y amplitud de este conjunto (profesor, exámenes, interés, humor, atención, motivación intrínseca, etc.), aunque sugieren una tendencia a obtener las mayores frecuencias de atribuciones en el esfuerzo y la capacidad.
Explicada de forma sintética la atribución causal y en que consiste, daremos ejemplo de cómo atribuimos una causa a todo cuanto nos acontece, y cómo el concepto que tenemos de nosotros mismos o la autoestima influyen en esta atribución.
Definimos autoconcepto como el resultado de un proceso analítico, de dar valor e integrar la información generada por la propia experiencia, así como del feedback de aquellas personas importantes de nuestro entorno como compañeros, padres y profesor.
Una de las funciones más importantes del autoconcepto es la regulación de la conducta a través de un proceso autoevaluativo o de autoconciencia, de tal forma que el comportamiento de un alumno en un momento dado está determinado en gran forma por el autoconcepto que tenga en ese momento. Bandura (1977) afirma que el sujeto anticipa el resultado de su conducta a partir de los juicios y valoraciones ya sentidas que hace de sus capacidades; es decir, se crean futuras expectativas ya sean de logro, o de fracaso, que afectarán tanto a la motivación como al rendimiento del mismo.
Por otro lado, existen numerosas investigaciones que demuestran la importante correlación que existe entre autoestima (aquella que otorga una valoración en positivo o en negativo al autoconcepto) y el locus de control. Por lo que podemos deducir entonces que en la forma en que se desarrolle la autoestima de los alumnos se generará también una mejora de su atribución causal. Diferenciaremos de esta forma aquellos sujetos con baja autoestima atribuyendo sus éxitos a factores externos y no controlables (el azar) y sus fracasos a factores de tipo interno, estables y también no controlables (baja capacidad), mientras que los sujetos con la autoestima elevada atribuyen sus éxitos a factores internos y estables (capacidad propia) o a factores internos, inestables y controlable (esfuerzo) y sus fracasos a factores internos y controlables (falta de implicación o esfuerzo).
En este contexto de autoconcepto y autoestima, si queremos dar la explicación del funcionamiento del rendimiento de un estudiante, cabe tener en cuenta tanto las capacidades reales como las sensaciones personales para realizar las tareas de la escuela. Pero el rendimiento del estudiante no depende tanto de la capacidad real como de la otra capacidad sentida o percibida. Bandura (1987), señala la existencia de una importante diferencia entre poseer una capacidad y saber darle uso en diferentes situaciones.
Es una cuestión de relevancia, la importancia que tienen las interacciones sociales que el estudiante mantiene con las personas que le rodean (padres, docentes y compañeros) en el desarrollo de la figura del autoconcepto, ya que, la información recibida por el estudiante de ellos le condicionará para el desarrollo, el mantenimiento y/o la modificación de su autoconcepto, lo que tendrá una significación posteriormente en su motivación y rendimiento académico (García, 1993a).
En síntesis y como conclusión, afirmaremos que el papel del profesor es esencial en el autoconcepto académico y social de los estudiantes así como en las interacciones académicas. El docente es la persona que más influye dentro del aula por lo que el alumno le da valor a sus opiniones y a la relación que tiene con el mismo. Un niño ridiculizado ante sus compañeros, donde se expongan sus fracasos, cuya autonomía e iniciativa se suprimen de forma continua está recibiendo información negativa para su autoestima. En cambio, un alumno al que se le presta atención, dándole respeto y ánimo ante el fracaso esta recibiendo mensajes positivos para su autoestima. El profesor como la interacción académica y social del alumnado desempeña un papel fundamental en el desarrollo del autoconcepto.
(Fotografia tomada de lapizarraalreves.blogspot.com.es)
Bibliografía Citada
- Bandura A (1987). Pensamiento y Acción. Fundamentos sociales. ED: Martínez Roca. Barcelona.
- Bandura A (2007). Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad. ED: Alianza. Madrid. (Primera edición del libro en 1977 por Prentice Hall Ed.)
- Garcia JN (1993). Introducción al desarrollo de conocimiento. Ed. OIKOS-TAU SA. Barcelona.
- Weiner B (1986). An attributional theory of motivation and emotion. Springer-Verlag ED. Michigan University.
Bibliografía Consultada
- Moreno A (2002). Técnicas y estrategias para afrontar el estudio de manera eficaz. ED: El Aljibe. Barcelona.
- Gil Madrona P. Algunas aclaraciones actuales sobre el fracaso escolar. www.psicopedagogía.com
- Lurcat L. Fracaso y el desinterés escolar “cuáles son sus causas y como se explican”. ED: Gedisa. Madrid.